ANÓNIMOS

Magdalena 2023 | Salvador Agut, arenero: "Ver los toros desde el callejón y el paseíllo es un privilegio"

A los 30 años, le eligieron para desempeñar esta función en la plaza de toros de Castelló. Ahora, ya jubilado, deja el equipo en buenas manos, pues dos de sus hijos siguen la saga

Salvador Agut, en el callejón, vive su primera Magdalena jubilado pero tiene un buen relevo: sus hijos son areneros.

Salvador Agut, en el callejón, vive su primera Magdalena jubilado pero tiene un buen relevo: sus hijos son areneros. / Jordi Juárez

El arenero limpia y mantiene en buenas condiciones la superficie de la plaza de toros y desfila en el paseo de cuadrillas. En Castelló, Salvador Agut ha sido el arenero principal durante 32 años, los mismos que reside en Benicàssim, aunque él es de la capital de la Plana. Vive sus primeras fiestas de la Magdalena ya jubilado pero con la satisfacción de que deja un buen equipo, donde se encuentran sus hijos Raúl y Salva, con amplia experiencia. «Tienen afición a los toros como yo y les animé a venir», señala.

¿Cómo empezó todo?

«Todos los años venía a ver alguna corrida y el señor que se encargaba entonces del ruedo me dijo si quería entrar de arenero y yo le dije que, claro, por supuesto. Ver los toros desde el callejón y hacer el paseíllo con los toreros, hacerte fotos,...para alguien que tiene afición es un privilegio. Lo bonito es la fiesta y que todo salga bien», sostiene.

El antiguo cabo le guió en los pasos para cuando se retirara. Y siguió sus consejos. «Empecé con 30 años y tengo 62. Soy marmolero --cada arenero tiene su oficio aparte--, pero me cogía siempre vacaciones en Magdalena. Me jubilé en 2022 en la feria que se hizo para San Pedro y San Juan», señala. «Si te gustan los toros aquí estás muchas horas --y se entra a las ocho de la mañana-- pero es un trabajo con el que disfrutas mucho. Recuerdo el mano a mano de José Tomás y Joselito, espectacular; o la magnífica tarde de novilleros de Cayetano Rivera y Bustamante. Quiero agradecer cómo se han portado conmigo todas las empresas que han gestionado la plaza», cuenta.

«La jornada empieza temprano, se revisa el estado del ruedo, se limpia y se riega»

Peña de Alberto Ramírez

En todo este tiempo llegó a ser vocal de la peña del torero Alberto Ramírez y le siguió por toda España e incluso a Nimes, en Francia; y en sus Magdalenas, vivió mil anécdotas, como un pequeño susto durante un concurso de recortes en el que salió en defensa de otra persona pero el toro «no frenó y me saltó por encima, pero no me cogió, me caí, no podía subir a la barrera y me sacaron. Ahora me doy cuenta de cosas que antes no veía, como estar abajo cuando enchiqueran. Estoy disfrutando».

El quehacer del arenero contempla «limpiar el ruedo, mover la tierra y pasar los ganchos con la alfombra detrás para que se quede liso». «Esta Magdalena está haciendo bastante calor y se riega dos veces --mañana y tarde--; en otras basta con media hora antes de la corrida. A su fin, se pasa otra vez la máquina por si viene una tormenta para que tenga los niveles dados para que el agua escurra a los desagües. Del centro del ruedo al burladero hay 45 centímetros de desnivel. Si lo dejas arreglado, no se forman charcos en medio del ruedo. Por si llueve, tenemos serrín, pero luego has de retirarlo para evitar molestias», detalla.