Un intercambio de servicios. Un proyecto de implicación. Una crítica social. Estas tres definiciones sirven para determinar o precisar un poco la obra ganadora del Premi Internacional d’Art Contemporani Diputació Provincial de Castelló 5X5: ‘Ayuda Humanitaria Cuba-España, 2008-13’.

La artista catalana Núria Güell ha sido la galardonada del prestigioso certamen castellonense con una iniciativa que a muchos sorprenderá por su originalidad en el enfoque que ofrece sobre una problemática que nos afecta a todos: la burocracia.

Antes de analizar la pieza ganadora, haremos un alto en el camino para descifrar un poco quién es Núria Güell y cuáles son las características de su trabajo. Con un posicionamiento estricto orientado a generar mecanismos para la disidencia, la catalana analiza la ética practicada por las Instituciones que nos gobiernan detectando los abusos de poder cometidos por la “legalidad” establecida y la moralidad hegemónica. “Ambas funcionan como estrategias de control que dominan la subjetividad colectiva e inciden en nuestros esquemas de conducta, de pensamiento y de sentido. A través de los proyectos me interesa evidenciar estas estrategias y generar nuevas, con el objetivo de transgredir o poner en crisis las establecidas”, remarca.

Para lograr tales objetivos, Güell provoca interferencias en el entorno cotidiano mediante determinadas acciones disruptivas, “agujereando” la realidad y la obviedad que la acompaña, “creando otras realidades posibles y alterando las relaciones de poder instauradas”, como bien afirma.

Durante los últimos años, la artista ha desarrollado el concepto de ‘Aplicación Legal/Moral Desplazada’ para definir la metodología de trabajo que estructura cada uno de sus proyectos. “Esta se basa en analizar un principio legal o moral, y aplicarlo en la dirección opuesta invirtiendo la relación de poder y logrando con este pequeño giro desencadenar un cuestionamiento de lo establecido. Los proyectos resultantes de las ALD (Aplicación Legal Desplazada) tienen un carácter más activista en tanto que generan recursos para modificar la realidad a diferencia de las AMD (Aplicación Moral Desplazada) que son de corte más reflexivo”, cuenta ella misma.

Así, la propuesta de ‘Ayuda Humanitaria Cuba-España, 2008-13’ consiste en un acto de reciprocidad, un canje de servicios. Güell lo explica de la siguiente forma: “Me ofrecí como esposa a cualquier cubano que quisiera emigrar a España, pagándole los gastos de la boda y el pasaje. Pedí a los interesados que me escribieran ‘la carta de amor más bonita del mundo’; basándose en este material un jurado compuesto por tres jineteras cubanas (prostitutas) hizo la selección de la carta ganadora y, por tanto, de mi futuro esposo. El seleccionado debía comprometerse a estar a mi disposición para diferentes peticiones durante el tiempo que durara nuestro ‘matrimonio’, a cambio yo me comprometía a realizar todos los trámites hasta que él adquiriera la nacionalidad española”. Ahora, recién adquirida la nacionalidad del esposo, tal y como dictaban las bases de este proyecto, se han divorciado terminando el contrato que les unía.

Con esta iniciativa, Güell ilustra aquí los diferentes usos políticos y socioeconómicos del afecto en el contexto global. La artista explora las creaciones identitarias de comportamiento que son adaptadas tanto por los turistas en busca de cariño como por los cubanos que adoptan un disfraz para paliar sus necesidades. Ambos funcionan como estrategias de control que dominan la subjetividad colectiva y afectan nuestros modelos de conducta, pensamiento y significado. El proyecto no solo pone de manifiesto las restricciones migratorias sino que evidencia además la existencia de políticas de la subjetivación, con todas sus consecuencias biosociales de perpetuación y consentimiento. H