La viola Elisabet Garrigosa y el violinista Daniel Gil forman pareja artística y sentimental. Ambos ofrecieron en la sala de cámara del Auditori un concierto con un programa, elegido con mucho criterio, que comprendía obras del estilo galante del clasicismo vienés, en el que primaba el melodismo, la galanura aristocrática y la definición de ambos arcos tanto en lo individual como en las intervenciones a dúo. Antes de entrar en otras consideraciones convendrá hacer mención de la calidad y virtuosismo de ambos intérpretes, destacando el brillo del violín y la amplitud sonora aterciopelada de la viola. Asimismo cabe destacar el criterio interpretativo.

En la primera parte fue muy relevante el danzable rondó del dúo de Borghi (un italiano que residió en Londres, pero que no obstante estaba en el criterio del estilo vienés). El Dúo en LaM, de Haydn, permitió al violín mostrar su suficiencia en el registro agudo del mástil y a la viola frasear con delectación el lírico tema del adagio así como resolver, ambos, el complejo fugado, que precede a la coda conclusiva. En la segunda parte escuchamos un dúo del editor y compositor Anton Hoffmeister, en el que cabe subrayar los diálogos con aires muy heterogéneos y singularmente El Dúo en SolM de Mozart (la obra más trascendente del programa) concluyó con un rondó en el que ambos interpretes definieron y especificaron muy bien los diversos temas que califican esta forma musical, manteniendo siempre la elegancia aristocrática y el primor que definen la producción del genio de Salzburgo. El “Der hölle rache” de la “Zauberflöte” fue el bis que concedieron a un público entregado. H