No es habitual dedicar toda esta sección de comentario discográfico a un solo CD, salvo que como es el caso éste sea excepcional. La joven cellista norteamericana Alisa Weilerstein, parece la reencarnación de la inglesa Jacqueline Du Pre, al extremo que ha grabado el concierto que consagró a esta excepcional y malograda intérprete británica, que no es otro sino el de Elgar en Mim, uno de los más celebrados del repertorio y tal vez el de mayor majestuosidad. Se da la casualidad de que acompaña a Alisa Weilerstein el que fuera esposo de la Du Pre el pianista y excepcional director Daniel Barenboim con la orquesta de la Staatkapelle de Berlin, de la que es titular y a la que extrae calidades acústicas de primer orden, en una versión contrastada llena de raptos idílicos y vehementes arranques emotivos.

Alisa Weilerstein tiene un hermoso sonido y una excelente técnica. Posiblemente su versión no iguale a la de Du Pre, que el mismo Rostropovich veneraba, pero gana, en cambio en mejor calidad sonora. Tampoco Barenboim llega al discernimiento de Barbirolli (que tocaba el cello cuando el estreno de la obra en 1919), pero, con todo, la versión es excepcional.

Además se acompaña del poco conocido concierto de Carter que precisamente el director argentino, hispano israelí estrenó, con Yo-Yo-Ma como solista, en 2001 y al que extrae significativas calidades y en el que la intérprete de New York luce su extremo virtuosismo en los muy difíciles pasajes que encierra la partitura.

El melódico bonus del popular «Kol Nidrei» de Bruch, no hace sino completar un registro extraordinario, que se escuecha con placer y que consagra a una nueva estrella mundial del violoncello.