Pues nada, el maestro Mehta se va, como hace un par de temporadas se marchó Maazel. La orquesta que creara el maestro ha perdido el 60% de sus efectivos y aunque sigue teniendo una gran calidad, en sus músicos se revela un cierto síntoma de desaliento que se percibe de un modo indirecto. Así se vio en algunos desajustes con el excelente conjunto coral en el inicio del primer acto y en la languidez de unos tiempos rutinarios, tal vez por indicación de la batuta, en la escena de los tres enigmas. No obstante Mehta supo sacarle partido como lo testimoniaron las rotundas ovaciones del público.

La puesta en escena del cineasta Chen Kaige, ya encomiada desde que en 2007 el maestro de Bombay la dirigiera por primera vez, volvió a encandilar al publico por su grandeza. La protagonista Lise Lindstrom, alabada en los grandes coliseos en Turandot comenzó con una voz tremolante, que hacía presagiar lo peor, pero a medida que se fue calentando el esmalte de su emisión brilló con todo su poder imponiéndose al coro tras la resolución de los enigmas. Jorge de León que escamoteó el Do (en oppure en la partitura) fue siempre, poderoso arrogante y vehemente, aunque tiene que cuidar las medias voces para llegar al nivel de dicción sensitiva que por sus cualidades vocales merece. Jessica Nuccio fue una Liu de gran ternura y sensibilidad con unos filados marca Caballé, referenciales. Y Alexander Zimbaluk un Timur doliente y lleno de autenticidad. H