Ovidio, en Las Metamorfosis, contaba la historia de un rey de Chipre obsesionado en encontrar a la mujer perfecta para desposarla. Su nombre era Pigmalión y su frustración por no encontrar esa dama sublime que tanto ansiaba le llevó a crear esculturas para compensar esa ausencia, hasta el punto de enamorarse de la más bella de estas figuras, a la que llamó Galatea. La diosa Afrodita, conmovida por el deseo del rey, hizo que ésta cobrara vida: “Mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal”, le dijo.

La historia de Pigmalión y Galatea es la historia de una transformación, de la capacidad del ser humano por moldear la realidad que le circunda, de su querencia por traspasar cualquier límite. Es un mito, claro. Un mito que ha alimentado nuestra curiosidad y que ha inspirado decenas de relatos, uno de los cuales se ha erigido en todo un clásico del teatro, encumbrando a su autor. Hablamos, cómo no, de Pigmalión, de George Bernard Shaw.

Escrita en 1913, el Nobel creó una nueva historia en la cual, Pigmalión es ahora un profesor de fonética llamado Henry Higgins y Galatea una florista de lenguaje muy vulgar, canallesco y estropeado, Eliza Doolittle. Ambos personajes se encuentran de forma casual y en ese preciso momento, una idea ronda la cabeza de Higgins: pulir los modos y la forma de hablar de la florista en unos pocos meses hasta el punto de hacerla pasar por una duquesa.

“No puedes figurarte lo interesante que es tomar a un ser humano y transformarlo en otro ser, creando para él un nuevo modo de expresarse. Equivale a rellenar el abismo más profundo que separa unas de otras a las diferentes clases de la sociedad y a las diferentes almas”, se lee en la obra. He aquí que se plantea una duda considerable: ¿Qué consecuencias puede tener cambiar de esta forma a una persona? Higgins llega a afirmar: “El mundo no hubiera sido creado si su Hacedor hubiese temido causar trastornos”. No obstante, la duda siempre está presente. Una duda que el Grup Tragapinyols volverá a plantear sobre el escenario del Teatre del Raval los próximos días 17 y 18 de enero, a las 20.00 y 19.00 horas, respectivamente, con motivo del ciclo Castelló a Escena. Los mitos, siempre de actualidad.