Herman Leonard, Francis Wolff, William Claxton, Gjon Mili, William Gottlieb, Roy DeCarava... El mundo del jazz ha contado con un buen número de fotógrafos que inmortalizaron su esencia a través de los retratos de aquellos músicos que trataron “de estar en el momento presente”, como afirma el compositor y pianista Herbie Hancock.

El jazz, no lo olvidemos, ha sido y es uno de los grandes testimonios del siglo XX. Sin figuras como Miles Davis, John Coltrane, Duke Ellington, Louis Armstrong, Charles Mingus, Thelonious Monk y tantos otros, la pasada centuria quedaría en cierto modo huérfana de ritmo, pasión, genialidad. Dicen que adentrarse en este género musical, ese saber apreciarlo, cuesta, y mucho. En más de una ocasión se escucha aquello de “no lo entiendo”, “solo es ruido”, “no existe un orden”, bla, bla, bla. Sin embargo, sus fans son de los más fieles y devotos, viven por y para el jazz, se dejan seducir por su naturalidad, pues el jazz no es una música cerebral, más bien es una música que surge del interior del músico, de sus mismísimas entrañas. De ahí, quizá, que suela noquear a más de uno por su carácter puramente emocional.

El fotógrafo de jazz, como amante incondicional, casi adicto, ha necesitado siempre tomar partido de esa atmósfera, implicarse de lleno en ese acto “mágico” en el que ciertas notas logran que uno se olvide por completo de todo cuanto le rodea. El fotógrafo de jazz es cómplice de ese proceso, captando a través de su objetivo esos momentos que, a posteriori, alimentan la admiración y curiosidad de los fans. En otras palabras, son capaces de crear iconos. A día de hoy, Chet Baker no hubiera sido Chet Baker sin William Claxton, por mencionar uno de los ejemplos más claros de esa estrecha relación.

En la provincia de Castellón, hablar de fotografía de jazz es hablar de Manolo Nebot y Antonio Porcar. Ambos son nuestros dos grandes exponentes. Ambos son, también, los artífices de la creación de una memoria gráfica, como podemos comprobar hasta el 8 de marzo en la Casa de l’Oli de Vila-real, donde se exhibe la muestra Phocuzz, proyecto en el que Toni Porcar comparte un total de 25 retratos de músicos tomados en clubes y festivales de distintos lugares del mundo. Así, tenemos oportunidad de ver a personajes de la talla del mítico Benny Golson, Chucho Valdés, Jerry Bergonzi, Charmin Michelle, Kevin Dean, Albert Sanz, Carmen Lundy, Xiomara Abello, Eric Revis...

Esa complicidad entre músicos y fotógrafos ha permitido elevar al jazz a la categoría de mito, puesto que el arte de la instantánea ha participado desde siempre en la conciencia de lo que es el jazz. Exposición ineludible, sin duda, para los amantes del jazz en Castellón, que no son pocos.