A una editorial “seria” se le puede (¿se le debe?) exigir que sea atrevida, coherente, atractiva en cuanto al diseño, cercana. Desde su “desembarco” en España, Sexto Piso ha ido evolucionando hasta convertirse, en mi opinión, en uno de esos sellos exquisitos que no dejan de sorprender con sus propuestas. Santiago Tobón es el responsable de la “mitad” española de esta editorial que estará presente en el ENDEI 2015 en Castellón del 26 al 29 de marzo.

--Sexto Piso es una editorial bicéfala, extraterritorial, con acentos. En México nació y creció. A día de hoy, es uno de los sellos más importantes del país. Imagino que era lógico, debido a sus inquietudes, que un buen día decidieran expandirse para conquistar al lector “gachupín”. En esa “invasión” entraste como responsable de la editorial en España hace casi diez años. ¿Podemos hablar de consolidación en el mercado? ¿Qué papel juega el hecho de aliarse con otros sellos bajo el Grupo Contexto?

-Prácticamente desde el comienzo de la editorial se pensó en esa posibilidad de llegar a España, entendiendo que es el polo de la edición en español, algo que siempre nos interesó por las características del catálogo. Y en medio del entusiasmo inicial nos propusimos intentar desarrollar un catálogo, el mismo catálogo, tanto en América Latina como en España, con la idea de “jugar de local” en ambos lados. Esa fue la idea que nos movió hace diez años y en la que seguimos creyendo.

El papel de Contexto ha sido muy importante para nosotros. En realidad, ha sido un trabajo con amigos editores que poco a poco se fue consolidando de un modo más formal en una asociación. Contexto nos permite hacer conjuntamente lo que por separado sería muy difícil.

--Vuestro catálogo se basa en la publicación de títulos inéditos de autores reconocidos --como Claudio Magris, recientemente-- y, por otro lado, en la búsqueda de nuevos talentos --pienso, por ejemplo en Valeria Luiselli o Daniel Saldaña, por citar dos ejemplos latinoamericanos--. Existe un equilibrio patente entre traducciones y originales. O esa es la idea, ¿no? Y, por otra parte, ¿la editorial en España es la encargada de los manuscritos extranjeros y en México van en busca de las nuevas voces literarias? ¿Cuál es vuestro funcionamiento?

-Inicialmente, queríamos intentar consolidar un catálogo y para ello era importante buscar obras de autores de reconocimiento y prestigio, al menos dentro de sus campos de trabajo e intereses. En un momento dado pensamos que ya habíamos conseguido un pequeño espacio y que era importante también proyectar nuevos autores que fueran creciendo de la mano de la editorial. Esos son los casos que comentas, por ejemplo. Intentamos que haya un equilibrio, no sólo en el número de títulos por colección, si no también entre diferentes lenguas y también con autores inéditos.

La idea que tenemos es que somos una sola editorial con dos sedes, pero con el interés de desarrollar un solo catálogo. El 90% del catálogo o más es el mismo. Hay algunos libros que por derechos o por determinadas circunstancias no circulan en ambos lados, pero son pocos títulos. El plan editorial de cada año se elabora conjuntamente con los títulos que se van contratando, y según prioridades, compromisos, coyunturas en cada lugar, ferias, etc., se van programando los títulos aquí y allá.

--Publicáis novela, ensayo, libros ilustrados, algún libro que casi podría definirse como “libro de artista” --como es el caso de ‘El corazón de las tinieblas’, de Conrad y que Abraham Cruzvillegas hizo “suyo”-- y desde hace bien poco os habéis atrevido también con la poesía. ¿Un paso lógico o una deuda pendiente?

-Creo que ambas cosas. Un paso lógico que se nos iba convirtiendo en una deuda pendiente. El catálogo de la editorial está dividido en varias colecciones y el único género que nos faltaba por incorporar era el de poesía. Y estamos muy contentos con la línea y los resultados de la colección, que empezó en el otoño.

--Quizá sea una percepción personal pero creo que el nombre de Sexto Piso brilla más desde hace un par de años con la aparición de obras como ‘El plantador de tabaco’, de John Barth; ‘Los pájaros amarillos’, de Kevin Powers; ‘Del color de la leche’, de Nell Leyshon o las monumentales ‘Jota Erre’ y ‘Los reconocimientos’, de William Gaddis, entre otras. Al menos, la crítica se ha rendido ante estas obras. ¿Un golpe de autoridad? ¿Crees que existe un “efecto Gaddis” en el público lector actual?

-Sin duda, son autores de mucho peso en el catálogo. Además, prácticamente con todos los que mencionas estamos teniendo lo que llamaríamos una “política de autor”, pues apostamos por incorporar sus obras al catálogo, no sólo un título determinado, pues son autores que nos encantan y que además estamos muy complacidos de que se relacione su obra con la editorial. Y Gaddis, sin duda, es uno de nuestros autores de la casa. Aunque con la publicación de ‘Los reconocimientos’ y anteriormente ‘Jota Erre’, ha ido ganando visibilidad, no podemos olvidarnos de que antes ya habíamos publicado dos libros suyos ‘Ágape se paga’ y ‘Gótico carpintero’. Y seguiremos con otros libros, es un trabajo de largo aliento, y lo consideramos un autor de la casa.

--Obviamente, vuestra colección de libros ilustrados también ha supuesto un ‘plus’ en cuanto a ventas. La tendencia del mercado en este aspecto es favorable, por el atractivo, además de ese ejercicio de recuperación de obras maestras. Sin embargo, no puedo evitar pensar en obras como las de filósofos de la talla de Slavoj Zizek o Max Stirner o el psicoanalista Darian Leader o el historiador Morris Berman, cuyo público, a priori, es bastante minoritario, pero, cuál es mi sorpresa, gozan de “buena prensa”. ¿Editar como responsabilidad moral, como herramienta de análisis, de reflexión?

-Por supuesto. Es algo vocacional en nuestro catálogo. El primer libro de la editorial fue justamente uno de Morris Berman; la colección de ensayo es muy representativa de Sexto Piso. Algunos títulos de esas colección han representado incluso buenos resultados comerciales, como el caso de John Gray, del que publicaremos en breve otro libro. Y no hay que olvidarnos de autores como Roberto Calasso, Clement Rosset, George Makari, Walter Otto, Heinrich Zimmer, Miguel Morey, Aby Warburg o el propio Vila-Matas, entre muchos otros. Los menciono por resaltar el peso específico que tiene el ensayo dentro de la editorial.

--¿Qué importancia le concedéis a la relación con los medios de comunicación, a la hora de dar difusión a vuestras novedades? ¿Y con las librerías?

-Mucha. Los medios de comunicación han sido una caja de resonancia de nuestro trabajo durante estos años y nos han acompañado con entusiasmo en la consolidación del catálogo. Los libreros son también un caso muy especial para nosotros. Son un eslabón esencial en la cadena del libro, tan prescriptores, o más, en ocasiones, como los medios de comunicación. Medios y libreros son mediadores entre el editor y el lector y por ello mismo son muy importantes dentro de nuestra concepción del trabajo editorial.

--A finales de marzo estaréis presentes en Castellón para formar parte del Encuentro Nacional de Editoriales Independientes. ¿Qué valor le concedes a este tipo de iniciativas, teniendo en cuenta de que se celebra en una ciudad que nada tiene que ver con las grandes urbes y, por lo tanto, con los grandes mercados?

-Valoro muy positivamente estas iniciativas. Somos entusiastas de este tipo de encuentros. Quizás por la crisis se había notado que se iban perdiendo poco a poco estos espacios de diálogo y encuentro. Así que los esfuerzos que se van realizando ahora, como el de Castellón, son muy importantes para retomar ese diálogo que se iba estancando. Para nosotros todas las posibilidades de encontrarnos con nuestros lectores, ponerles cara y recibir sus opiniones, recomendaciones y críticas de primera mano son siempre muy importantes, pues no tenemos la suerte de poderlo hacer todos los días.