Quiénes son o debieran ser los encargados de la dinamización cultural de una ciudad, un territorio, un país? ¿Es competencia única y exclusiva de las administraciones? ¿Las empresas privadas tienen algo que decir al respecto? ¿De verdad importa la existencia o no de un sistema de mecenazgo? ¿Qué opina la sociedad civil de todo esto, les preocupa lo más mínimo?

Teniendo en cuenta la actual coyuntura económico-social de un país cuya deuda pública creció en el primer trimestre de 2015 en 12.344 millones de euros -situándose, por tanto, en 1.046.192 millones--, sería lógico pensar que el arte y la cultura son un mero pasatiempo que no merece atención alguna. Hay cosas mucho más importantes, claro, como la consolidación de una política social competente o una reforma del poder judicial que evite el desfalco o las prácticas de cohecho. Perdonen que me ponga cínico, pero tal y como se puede consultar en el listado del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), a principios de este año las mayores preocupaciones de los españoles son el paro, la corrupción y el fraude, lo cual se traduce en que de esas “cosas mucho más importantes” nadie se ocupa.

La total y absoluta indiferencia de aquellos que, en teoría, dicen preocuparse por nosotros raya lo absurdo. Es, hasta cierto punto, grotesco. De ahí que insista en la necesidad de aquello que realmente sirve para concienciar. Sonará un tanto desafiante esta afirmación, pero en este país la crisis actual va mucho más allá de lo puramente económico, es una crisis que afecta a los valores éticos, a la moral y la educación. La falta de tacto y manipulación es evidente. Nos prefieren tontos, obviamente. Y es por esto, y no por otra cosa, que el mundo de la cultura --el serio, no el casposo-- sufre tanto.

Aun con todo, los “culturetas” no se rinden. Sin saber muy bien cómo, siempre existen salvaguardas de ese tan precioso presente que es la imaginación. ¡Hasta vienen de Marte en nuestra ayuda! Es increíble, ciertamente, la presencia de tanto marciano dispuesto a batallar con quien haga falta para no dejar de sorprendernos. Su misión no es otra que acercar el arte a la sociedad, algo que hacen con buen criterio y, lo que es más importante, ilusión --esa es la palabra--.

El pasado día 10 se inauguraba la segunda edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Castellón, MARTE. Pocos pensaban que tal despropósito volviera a suceder, pero así fue. Y demos gracias. Al parecer, esto del arte “rarito” gusta mucho más de lo que se pensaba. Al parecer, también somos capaces de atraer a galerías de prestigio de todo el país. Al parecer, incluso se venden obras. ¡Y nos creían pueblerinos! Ay, ay, ay.

II EDICIÓN // Dicen que la segunda puesta en escena de cualquier iniciativa es la importante, la que indica si realmente sirve de algo o pasa a mejor vida. Es, diríase, la que puede o no consolidar un proyecto. Si todo va bien en ese segundo año, avanti!

De la primera a esta segunda edición MARTE ha mejorado en muchos aspectos. La disposición de los estands es mejor, por ejemplo. Sin embargo, lo que prima es la calidad de lo expuesto, eso que, a la postre, genera interés al coleccionista de turno. No hay que olvidar que esto es una feria, y en las ferias el objetivo primordial es la venta. De todos modos, no podemos (no debemos) obviar el papel divulgador de este tipo de citas. En cierto sentido, marcan tendencias, además de servir como una plataforma única para muchos talentos jóvenes que, de otro modo, difícil tendrían el acceso al mercado actual.

En mi paseo particular por los espacios que exhiben las obras de más de 200 artistas he observado algunos trabajos dignos de mención, como el que realiza Verónica Moreno y cuyo trabajo se puede visitar todavía hoy domingo, 13 de septiembre, en el estand de Lamosa, un laboratorio artístico radicado en Cuenca. Los collages presentes, realizados tal y como me explicó la propia Moreno con materiales “encontrados” que datan de épocas pasadas --portadas de libros de los años 30 o 50, recortes, etc.--, son una fiesta en el mejor de los sentidos, un maravilloso ejemplo de cuán lejos puede llegar la imaginación. No exagero.

Las imágenes de Laura Carrascosa, que Serendipia expone en su estand, también acaparan mi atención. Son imágenes sugerentes, cargadas de silencio. Se observa un lavadero abandonado y a una mujer cuyo rostro no vemos. Vacío, que así se llama este proyecto artístico, busca, “generar en el espectador lo que es, un sentimiento de perdida, desorientación, caos, desequilibrio, equilibrio y finalmente de superación”, en palabras de la propia artista.

Increíbles son, por su tamaño y extraordinaria teatralidad, las esculturas de Ximo Ortega. El artista valenciano es --para mí-- uno de los grandes talentos que existen en la zona de Levante. El trabajo que realiza es, a priori, artesanal, duro y pesado. No obstante, a través de la madera, como indica Irene Gras, “su arte es directo, alto y claro. No tiene pelos en la lengua, no tiene segundas intenciones, es un arte libre de subterfugios”. Ortega crea seres extraños, golems incluso. Juega con la naturaleza pero siempre interactuando con ella. En otras palabras, “su obra vive y convive con nuestro entorno”.

La galería-espacio Coll Blanc es, probablemente, el que posea la obra más sutil, delicada y elegante de toda la feria. Para la ocasión, Mariano Poyatos ha decidido apostar por el arte de Myriam Jiménez. Ni qué decir tiene que la jugada le ha salido perfecta, puesto que la obra cerámica de esta increíble artista merece todos y cada uno de los elogios recibidos. Las piezas minimalistas, geométricas y blancas, destilan pureza. “Su presentación y percepción es sencilla, ingenua, limpia e inocente”, en palabras de Irene Gras. Jiménez realiza interesantes interferencias entre la tridimensionalidad de la escultura y la habitabilidad de la arquitectura.

TALENTO “LOCAL” // Grata sorpresa me ha producido conocer los nombres de artistas de Castellón que, si no me equivoco, oiremos en futuras ocasiones. Me refiero a Yido o Sara Bellés, quienes junto a Celeste Ciafarone forman parte de los artistas presentes en el estand de Thelab, donde también se exponen obras de Guillermo Berman y Anna Grimal.

Otro nombre a destacar es el de Eleonora Foti, cuyas serigrafías de figuras cósmicas atraen la mirada del espectador. Tímida pero encantadora, Foti participa en MARTE en el Aula Nómada compartiendo espacio con Patricia Bonet. Sus trabajos, como ella misma indica “se encuentran en el ámbito de la abstracción geométrica, en el cual, figuras conformadas por líneas se encuentran flotando en un fondo que recuerda al cielo”. Insisto, tomen nota de este nombre.

¿UNA FERIA ASÍ ES POSIBLE? // Me dejo en el tintero muchos nombres, como los de Eugenia Guridi, Ibon Garagarza y Ainhoa Ortells, cuyas obras están presentes gracias a la asociación artístico-cultural Garrobi, de Getxo. También los de Matías Sánchez y Cristina Lama, representados por la sevillana Cavecanem. Han sido (son) muchas las propuestas de calidad en esta segunda edición de MARTE, una feria que es posible gracias al empecinamiento de Joan Feliu y Enrique Bocángelus. Escribo empecinamiento cuando podría escribir sueño. Escribo sueño cuando podría escribir ambición.

Los directores de esta criatura marciana se muestran convencidos de que “el arte es un derecho para los ciudadanos”. Y para ello no han dudado en implicar a todos los agentes posibles, a todas las administraciones posibles y a todas las empresas privadas que han creído en el proyecto. En MARTE, me decían ambos, “fomentamos el modelo del ‘Giving pledge’, un compromiso de dar”. Para ellos, siendo conscientes de esa problemática de la que hacía alusión nada más comenzar este artículo, “el gran reto está en cambiar de mentalidad” a la hora de financiar el ámbito cultural.

MARTE no sería posible sin el Ayuntamiento de Castellón y la Diputación Provincial, pero tampoco sería posible sin empresas como Jot Down, “que ha asumido el compromiso de la difusión internacional de la feria” o de Thelab, implicados en la creación de la imagen del certamen y su comunicación. Ambas empresas son las principales patrocinadoras de MARTE, “pero no las únicas”, advierten Feliu y Bocángelus. Cierto eso, que entidades como la Universitat Jaume I, el Museu de Bellas Artes o la Fundación Dávalos Flétcher son esenciales. Debemos remarcar asimismo el papel de Arte a un Click (Media Partner oficial), BoHO Magazine, Lata Muda, La Ventana del Arte y Mediterráneo. Y hay otras empresas implicadas como Akiwifi, Atic Soft, el Hotel Doña Lola o la Asesoría Rubén Lacueva, nombres a los que se deben añadir los de Sueños Musicales, Born! Music, Arsipe o Naranjas con Arte.

El número de marcianos es grande en la actualidad, y va en aumento, se lo advierto. Eso es así por la creencia total y absoluta de la necesidad del arte, de su importancia para con la sociedad.