Dos nacionalidades distintas. Dos personalidades. Dos modos de interpretar y sentir la música. Y, sin embargo, un entendimiento perfecto, un tándem que se ha labrado un nombre en la escena jazzística nacional. Hablamos de Dave Mitchell y el castellonense Fernando Marco, dos guitarristas que decidieron fusionar sus estilos para crear un sonido genuino, “un delicioso mosaico de conversaciones”, tal y como afirma la crítica especializada.

Mitchell y Marco, Marco y Mitchell, han grabado hasta la fecha dos trabajos fruto de su estrecha colaboración a lo largo de los años sobre el escenario. Junto al contrabajista Lluís Llario y el batería Felipe Cucciardi grabaron Plectrology y Contra las cuerdas, dos álbumes que surgieron casi de forma espontánea. El propio Marco confesaba en una entrevista que, “los discos los solemos grabar en una sesión y media. Al llegar al estudio, Dave y yo aportamos una serie de temas y allí mismo decidimos cuáles tocamos y qué arreglos debe llevar cada uno. No establecemos roles a la hora de improvisar, sino que todo surge a medida que vamos tocando el tema. No ensayamos nada con anterioridad, ya que pensamos que ésa es la mejor manera de grabar un disco. De esta forma, se aprecia la intención de cada nota y se transmite la intensidad del momento en el que se está grabando, puesto que estás tocando el tema prácticamente por primera vez, lo que da un resultado muy fresco”.

NUEVO ‘ROUND’ // El próximo viernes, 25 de septiembre, a las 22.30 horas, en el nuevo ciclo impulsado por la Diputación Provincial Jazz al Pati de les Aules, Fernando Marco y Dave Mitchell ofrecerán lo mejor de sí para recordar al público que el tándem que ambos forman sigue en plena forma. La verdad es que son dos experimentados músicos con un extenso currículum y que a partir de su común manera de entender el jazz, de su complicidad interpretativa y de una sincera amistad, contagian esa energía y amor generada por esa aventura musical que simboliza el jazz.

Tanto en Mitchell como en Marco sobresale la coherencia y el buen hacer de dos músicos que conocen en profundidad el lenguaje del jazz y que, sin renunciar a su personalidad, saben complementarse. A través de ellos, seguro que el espectador sabe apreciar el por qué el jazz es una música apasionante, expresión altamente individual y, al mismo tiempo, solidaria y colectiva.