BMW acaba de estrenar la séptima generación del Serie 3, uno de los modelos más emblemáticos de su oferta.

Con más de cuatro décadas de historia a sus espaldas y más de 15 millones de unidades vendidas, la berlina alemana afronta una nueva etapa manteniendo todos sus puntos fuertes: el diseño, la tecnología y, sobre todo, un marcado espíritu deportivo.

Su aspecto exterior se ha actualizado en profundidad, con un frontal dominado por unos riñones más grandes y una parte trasera muy distinta a la del Serie 3 anterior. Además, el coche ha crecido ocho centímetros hasta alcanzar los 4,71 metros, la distancia entre ejes también es mayor y su silueta es más estilizada.

En el interior todo es nuevo, con detalles como la instrumentación digital, el freno de mano eléctrico o la gran pantalla ubicada en el centro del salpicadero. Las plazas traseras cuentan con más espacio para las piernas y el maletero, aunque mantiene la misma capacidad, es más aprovechable. Y entre las ayudas a la conducción destaca el estreno del asistente de marcha atrás.

los motores La gama de lanzamiento incluye dos propulsores de gasolina y tres diésel, que pueden combinarse con cuatro acabados (base, Sport, Luxury y M-Sport). La oferta se completará a lo largo del año con la comercialización del 340i xDrive de 374 caballos y el 330e, un híbrido enchufable con 252 CV y una autonomía homologada en modo eléctrico de 60 kilómetros.