Vivir en una sola jornada todas las desventajas que supone tener un coche eléctrico te hace replantear si este tipo coches ha llegado antes de hora a un país que claramente no está listo para su uso.

Recientemente realizamos una prueba de larga duración con el Mercedes-Benz EQB 350 4MATICMercedes-Benz EQB, el SUV de 7 plazas 100% eléctrico de la firma alemana. Y hay que dejar claro desde el principio que cualquier crítica hacia el coche eléctrico que hagamos en este reportaje, nada tiene que ver con este modelo en concreto, ya que como veréis en su prueba, es una auténtica maravilla. Y ni si quiera es hacia el coche eléctrico en sí, sino hacia la infraestructura de carga pública pésima con la que contamos en España y hacia aquellos que insisten en que los EV son “perfectos” para viajar.

Madrid – Valencia en menos de 5 horas

El Mercedes EQB de prueba lo cogimos en Alcobendas y pusimos rumbo a Valencia. En este reportaje no vamos a meternos con cifras de consumo, velocidad de carga, precios y demás, ya que vamos a explicar simplemente la experiencia de lo que es viajar con un eléctrico a día de hoy.

La primera toma de contacto fue bastante satisfactoria. Tras salir con plena carga, paramos más a o menos a mitad camino y cargamos de nuevo al 100% en unos 40 minutos mientras comíamos tranquilamente. Al final tardamos unas 5 horas en llegar, cuando con un coche con motor de combustión tardamos entre 3 horas y 3 horas y media sin parar a comer, y unas 4 horas y poco cuando paramos a comer. Con el eléctrico estás obligado a parar sí o sí, y un viaje sin contratiempos como este se puede alargar entre 45 minutos y una hora más de lo normal.

Valencia - Madrid en más de 6 horas

El primer viaje fue bastante bien. Incluso rozando el resultado más óptimo que te puede ofrecer un coche eléctrico de unos 400 kilómetros de autonomía y las características del EQB en un desplazamiento largo. Pero la vuelta nos mostró la cara más amarga de lo que es viajar con un EV en España.

Salimos de Valencia hacia Madrid sobre las 7 de la mañana con la carga casi a tope, pero a los pocos kilómetros ya comenzamos a darnos cuenta que no es lo mismo subir que bajar. Al superar el Portillo de Buñol ya se había comido más de medio cuarto de la batería, y eso que fuimos en todo momento a velocidades legales.

Pese a ello llegamos sin problemas a Atalaya del Cañavate que está más a menos a mitad camino. Allí hay cuatro cargadores compatibles con nuestro coche… de los que ese día sólo funcionaba uno. Y además había dos conductores con coches eléctricos recién comprados esperando a recargar. Entre su poca experiencia y los tiempos de recarga de ambos, tuvimos que buscar una alternativa para no pasar medio día ahí, pero la autonomía restante sólo nos permitía ir al cargador de alta capacidad más cercano, que estaba a unos 10 kilómetros… en dirección contraria a nuestro destino. Por cierto, hay que descargarse todas y cada una de las aplicaciones de los suministradores de energía que hay disponibles, ya que en las que engloban todas muchas estaciones no aparecen si son nuevas, o no te indican correctamente si están en uso o no.

Los problemas no se acabaron al llegar al cargador tras deshacer el camino, ya que la aplicación fallaba al no admitir la forma de pago con tarjeta. Tras una media hora reiniciando la aplicación y metiendo nuevos datos, logramos que cargara el coche. Cuando uno viaja en coche eléctrico es muchísimo más habitual de lo esperado encontrarte con problemas a la hora de recargar por averías en el surtidor, o fallo en la conexión con los cargadores. A lo que hay que sumar que cada vez hay más coches eléctricos y apenas crecen los puestos de recarga, con lo que también hay más colas para recargar. Un trámite que mínimo son 30 ó 40 minutos en carretera si encuentras un cargador de alta tensión.

Con 20 kilómetros extra en nuestro viaje y un retraso de más de hora y media respecto a si hubiésemos viajado con un coche de combustión, nos quedaba todavía por recorrer la mitad del camino.

Finalmente llegamos a Madrid poco antes de las 13:00 horas, lo que supone casi seis horas en recorrer la distancia que separa Valencia de Madrid, y que por lo general hacemos en prácticamente la mitad de tiempo. Pero esto no había acabado….

Teníamos una reunión en el centro de Madrid, y decidimos recargar el coche en el puesto que hay en Alfonso XII, junto a la Puerta de Alcalá. Esta vez se conectó sin problemas y dejamos el coche recobrando energía con normalidad a 50 kW de potencia. Pero al poco de estar en la reunión la aplicación nos mostraba que la recarga se había detenido. Y efectivamente así fue. Cuando volvimos, apenas había cargado un 15%, ya que otro coche había utilizado el conector de 22 kW, y había detenido el nuestro. Algo que por suele ser habitual.

Así que estábamos en Madrid, casi tres horas más tarde de lo que habíamos planeado, con el estrés de una reunión a la que no llegamos a tiempo y el coche por cargar para poder volvernos… mínimo 40 minutos más tarde de la hora a la abríamos comenzado la vuelta repostando un coche gasolina o diésel en una gasolinera.

En una sola jornada vivimos todos los inconvenientes de lo que supone hoy día viajar en un coche eléctrico: cargadores fuera de servicio, cola en el cargador, fallo en las aplicaciones, tiempos de espera desesperantes comparados con el repostaje de gasolina, estrés por no llegar a tiempo o por quedarte sin batería si aceleras para recortar el tiempo perdido, búsqueda desesperada de cargadores libres de alta capacidad en ciudad… Y menos mal que llevábamos un coche que, pese a que consumía más batería por su peso y dimensiones, ofrecía una calidad de vida a bordo excepcional. Gracias al soberbio confort del Mercedes EQB esta maratoniana jornada fue más llevadera.

Conclusión

Los coches eléctricos no son los ideales para realizar largos desplazamientos. Atentos todos los amantes de los EV, porque no estamos diciendo que no se pueda viajar con ellos. Estamos diciendo que para hacer mucha carretera es infinitamente mejor a día de hoy un coche gasolina, o todavía más un diésel, porque te evitas todos los problemas que hemos descrito antes si se te tuerce la cosa.

Los coches eléctricos disponibles hoy día son en su mayoría coches extraordinarios y con autonomías que hace poco eran impensables, pero de nada sirve el esfuerzo de las marcas por sacar coches tan buenos si no pueden contar con una infraestructura de carga a acorde a sus prestaciones.

Por desgracia en la actualidad, con un coche eléctrico sabes a qué hora sales, pero es imposible saber a qué hora llegarás a tu destino.