Los buggyes tienen ese “je ne sais quoi” que te hace soñar con las playas de Malibú. Te imaginas al volante de su carrocería mínima y descapotable, sorteando las dunas hasta la costa para, con arte californiano, saltar al mar a surfear. Todas esas imágenes son las que te sobrevienen al ver las imágenes del Meyers Manx 2.0. Efectivamente, la firma dio vida a este segmento único, recupera su Ave Fénix y lo dota de un motor eléctrico para volver a surcar las dunas.

Muchos soñamos con ese renacimiento al ver la propuesta de Volkswagen con el ID Buggy o la opción de Lexus con el ROV de hidrógeno. La fiebre por los buggys está ahí, sino que se lo digan a Citroën con el My AMI Buggy agotado en menos de 18 minutos. La firma germana, en cambio, ha paralizado el proyecto de producción de ese prototipo aventurero. Por suerte, Bruce Meyers ideó el retorno de su creación antes de su muerte, vendiendo la compañía a Trousdale Ventures. El diseñador del primer Meyers Manx no podrá ver el resultado de su decisión, pero desde aquí le damos las gracias.

Fiel al original

Trousdale sabía que tenía algo interesante entre manos, así que Phillip Srofim, actual presidente de Meyers Manx, contrató a Freeman Thomas. Solo algunos de vosotros sabréis de este diseñador, encargado de resucitar al Beetle en sus últimas generaciones y que ha cumplido con creces en el reto de recuperar al mítico buggy. La clave ha sido mantener su esencia.

Si ponemos un auténtico Meyers Manx al lado de esta edición 2.0 nos sorprenderá lo semejantes que son, pese al paso del tiempo. Eso sí, la nueva generación incorpora materiales de vanguardia y elementos del mundo actual como las ruedas todoterreno con tacos, un techo plegable y extraíble y una elección de colores más moderna.

Mantiene, como no podía ser de otro modo, su silueta compacta y de barras en la que no encontramos puertas hacia el habitáculo. Su carácter simpático bebía de detalles como los faros redondos, tipo sapo, en una posición predominante, y ese protector de bajos con barra cromada que protege la refrigeración.

Sentados en uno de los asientos a cuadros de este biplaza observamos un salpicadero minimalista, con una única esfera que marcará los datos referentes a la conducción. Eso sí, enmarcada en un haz de luz LED de lo más futurista y colocada en una posición central, entre el conductor y acompañante. El volante de tres radios es sumamente sencillo y deportivo, otro punto positivo para la reencarnación del Meyers Manx 2.0.

Eléctrico y trasera

Un lanzamiento en 2022 no puede ser del todo clásico. La electrificación ha llegado a todos los rincones de nuestra vida, también al ocio. Este Meyers Manx 2.0 no emitirá un gramo de CO2 durante su propulsión, concedida por dos bloques eléctricos situados en el eje trasero.

Se nutrirán de dos opciones de batería, de 20 kWh o 40 kWh.

Debido a la ausencia de carrocería y elementos de equipamiento de confort, pesa solo 680 kilogramos con la batería pequeña y 725 kg si monta la grande. Sí encontraremos la frenada de emergencia, la frenada regenerativa y la dirección asistida eléctrica. Ambas opciones llegarán con un cargador estándar de hasta 6 kW y, opcionalmente, se entregará con un cable para cargas de hasta 60 kW.

Las autonomías rondarán los 240 kilómetros hasta los 480 km de la opción más rutera, que además tendrá 202 CV de potencia y 325 Nm de par máximo. El fabricante todavía no ha desvelado toda la información pero sabemos que acelerará de 0 a 100km/h en menos de 4,5 segundos, que es la marca de la variante menos prestacional.

Conocemos poco del apartado dinámico, que se completa con una suspensión delantera y trasera independientes y frenos de disco en ambos ejes. La empresa seleccionará a 50 conductores para las pruebas, llamadas programa Beta, y se espera su producción oficial en 2024.