El Periódico Mediterráneo

El Periódico Mediterráneo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mundial de Qatar 2022

Qatar, sede de la falta de libertad de prensa

El pequeño emirato del Golfo Pérsico ocupa el puesto 119 de 180 en el ránking mundial sobre libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras | “No hay espacio para que los periodistas independientes operen por la censura de las autoridades y la autocensura adoptada por la ciudadanía”, cuenta el Comité de Protección de Periodistas

Imagen de Doha. REUTERS

Uno de los conglomerados mediáticos más grandes del mundo se encuentra en Doha, en la capital de Qatar. Hace casi dos décadas que Al Jazeera se cuela en millones de hogares para informar en multitud de idiomas a los espectadores. Pero los periodistas del mayor medio en lengua árabe saben que si de algo no pueden hablar es precisamente de Qatar, el país que le ha dado vida y cobijo.

Al Jazeera es un claro ejemplo de las dificultades a las que se enfrentan los profesionales de la comunicación qatarís para informar sobre lo que ocurre en casa. En las próximas semanas, cientos de periodistas viajarán hasta Qatar para hablar largo y tendido sobre fútbol, pero, al salir de los estadios, se impone el silencio. 

No existe la libertad de prensa en Qatar”, apunta Justin Shilad, investigador del Comité de Protección a Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). El pequeño emirato del Golfo ocupa el puesto 119 de 180 en la lista mundial de la libertad de prensa realizada por Reporteros sin Fronteras (RSF) este año. “No hay espacio para que los periodistas independientes operen gracias al ambiente generalizado de censura por parte de las autoridades pero también a la cultura de autocensura que ha adoptado la ciudadanía”, cuenta Shilad a este diario.

Periodistas locales 

Mientras los periodistas extranjeros planean su próxima cobertura en Qatar, los reporteros locales saben que nada va a cambiar para ellos. Sin su información, el público no conocerá en profundidad el escenario donde ocurre el juego. Sin libertad de prensa, no se puede saber con certeza si las reformas anunciadas por Qatar ocurrieron de verdad. En los medios tradicionales, se celebran los avances tecnológicos del país, el nuevo pasatiempo del emir y los eventos de su entorno. Aquellos asuntos domésticos que pueden generar debate público se mantienen apartados de la ciudadanía. 

“Somos conscientes de que la qatarí es una sociedad que ha cambiado profundamente en materia económica y social en las tres últimas décadas, pero no podemos saber cómo se han vivido estos cambios sobre el terreno porque no hay debate en los medios”, explica Shilad. Salir de la prensa rosa real es peligroso. “Las consecuencias para los periodistas locales que no se ciñen a las limitaciones son muy severas y, debido a este clima generalizado de vigilancia, es muy difícil para nosotros saber cómo operan ellos ya que solo comunicarse con un reportero local es un esfuerzo muy arriesgado”, informa este experto en el Golfo Pérsico. 

Autocensura

La censura está tan integrada en el propio ejercicio periodístico que no hay ni un periodista detenido, ni un periodista asesinado, ni un periodista desaparecido este año en Qatar. No hace falta. Ellos mismos se autocensuran. Las instituciones qatarís ya se han asegurado de que así sea. En el 2020, Qatar introdujo una una enmienda a su código penal que impone hasta cinco años de prisión por difundir rumores o noticias falsas con malas intenciones. No se especifica quién determina qué es un “rumor” o una “noticia falsa” ni el criterio que se usa. 

Esta modificación vino a endurecer una ley de ciberdelitos de finales de 2014. “Ambas legislaciones fueron aprobadas después de que se le concediera a Qatar la celebración del Mundial, así que vemos que la libertad de prensa no se está liberalizando como prometieron la FIFA y los organizadores de la competición”, denuncia Shilad. “Más bien va en la dirección contraria”, añade. 

Normativa restrictiva

Las autoridades qatarís están entusiasmadas con la llegada de centenares de periodistas este mes para informar sobre cómo corre el balón sobre la hierba en el Mundial de fútbol. Pero no pueden evitar que quieran comprender el silencio a las afueras del estadio. Para matizar su campo de acción, han impuesto ciertas restricciones a la hora de filmar. “Esta normativa deliberadamente ambigua y vaga generará problemas y planteará obstáculos sobre todo a las televisiones en sus rodajes”, explica Edith Rodríguez Cachera, vicepresidenta de RSF España. “Es a quien Qatar teme más, por la fuerza irrefutable que tienen las imágenes”, agrega.

En concreto, las nuevas reglas prohíben grabar en zonas residenciales, edificios del gobierno, universidades, lugares de culto, hospitales y negocios privados. Se impide, así, que los periodistas acerquen el micrófono a aquellos que no se atreverán a hablar en un lugar público, perdiendo por el camino los valiosos testimonios de los migrantes abusados o los miembros de la comunidad LGBT perseguidos. “La prensa extranjera debemos preguntarnos cómo abordamos las coberturas de eventos deportivos en dictaduras o regímenes autoritarios que no respetan los derechos humanos ni las libertades fundamentales, entre las que está la libertad de información”, cuestiona Rodríguez Cachera.

Aunque el comité supremo de Qatar ha afirmado que “varios medios de comunicación regionales e internacionales tienen su sede aquí, y miles de periodistas informan desde Qatar libremente sin interferencias cada año”, el silencio alrededor de ciertos temas es ensordecedor. “Una vez que los periodistas internacionales hagan las maletas y se vayan a casa, sus compañeros locales seguirán intentando informar en este entorno tan hostil”, recuerda Shilad.

El mayor temor es que, al terminar la competición, los focos dejen de apuntar a Qatar y se prive del calor de la luz que emanan a los valientes que quieren informar en libertad. Con los estadios vacíos, el silencio ya se impondrá por completo.º

Compartir el artículo

stats