Al cierre de la primera jornada de grupos, Brasil podía inscribirse en el pelotón de las brillantes Inglaterra, Francia y España, por orden cronológico, o en la comunidad de las espantosas, compuesto solo por Argentina y Alemania, y se quedó a medio camino, entre las selecciones que vencieron sin fu ni fa, anodinas, junto con Holanda y Bélgica, por ejemplo, que se apuntaron el triunfo, que ya es mucho, parece en este Mundial.

Salvó los tres puntos en un duelo complicado frente a Serbia, que requería persistencia a falta de pericia, que demandó seriedad si la fantasía no alcanzaba, que no alcanzó. Richarlison encarnó esas dos virtudes, tan útiles y valiosas como el virtuosismo para entregar a Brasil una victoria tranquilizadora. Atento a un rechace del meta serbio, allanó el camino del triunfo que luego asfaltó con un bello gol a la media vuelta.

Retirada con lágrimas

Cayó la victoria por sus propio peso, sin que fuera una consecuencia de un plan de partido que comenzó con Neymar partiendo de interior izquierdo en el dibujo de la pizarra, y que Tite tuvo que corregir para adelantarle a las cercanías del área, allí donde hace daño, como se vio en la acción del primer gol amarillo. Lejos del rectángulo se pierde en su afán de coleccionar faltas recibidas. Lideró ese ranking antes de retirarse lesionado (y llorando) en su débil tobillo derecho. Vinicius las buscaba pero no se las concedían. Los pases que debía dar Neymar salieron de Thiago Silva y Lucas Paquetá para conectar con los extremos. Algo antinatural.

La velocidad de la bola no fue ni mucho menos meteórica para desarmar a Serbia, sino todo lo contrario, tal que el partido se estuviera jugando bajo una noche sofocante que necesitara el aire acondicionado. En absoluto.

Paquetá era el más lúcido mientras que Casemiro se dedicaba a lo que sabe y a lo que está relegado en esa selección de artistas: el guardián que protege la finca. Había más seguratas en la de Serbia. Neymar tuvo libertad para moverse por donde quiso y cuando se acercó al área de verdad le asaltó Gudelj para voltearle.

Cuerpo a cuerpo

De todas las favoritas, era Brasil la que tenía el estreno más complicado, ante Serbia, que fue primera de su grupo en la fase clasificatoria y desplazó a Portugal a la repesca. Ni le esperaba además un rival amable ni aseado en las formas. El contacto en el cuerpo a cuerpo incomodó a los brasileños, que fueron cobrándose faltas aunque nunca pudieron alcanzar un ritmo de juego constante.

Brasil - Serbia: El primer tanto de Richarlison

Brasil - Serbia: El primer tanto de Richarlison Mediapro

Y el balón apenas llegaba al área. De Richarlison, el nueve, no hubo ninguna noticia hasta que le cayeron dos balones decentes. Infructuosos los tres delanteros hasta el despertar del ariete del Tottenham, buen alumno de Harry Kane, Alex Sandro había sido el autor del mejor remate con un tiro lejano que golpeó en el poste. Neymar estuvo a punto de marcar un gol directo de córner antes de dispersarse con sus batallitas.

Brasil - Serbia: La lesión de Neymar

Brasil - Serbia: La lesión de Neymar Mediapro

Brasil - Serbia: ¡Richarlison marca el que puede ser el gol del Mundial!

Brasil - Serbia: ¡Richarlison marca el que puede ser el gol del Mundial! Mediapro

El gol movió a Serbia, más que el juego, porque el plan de proteger el resultado saltó por los aires con el primer tanto. A la hora de apelar al ingenio, el once balcánico se vio al espejo y quedó horrorizado: no tiene nada de fútbol.