El Maracanazo de 1950, la derrota más cruel de la historia del fútbol, dejó muchas secuelas en el fútbol brasileño. 

Quizá una de las más relevantes, y que más ha perdurado en el tiempo, es la que tiene que ver con su camiseta, la inconfundible ‘verdeamarelha’.

Hasta aquel día de julio de 1950 en el que Brasil perdió la final del Mundial ante Uruguay, la selección vestía íntegramente de blanco, un color que quedó automáticamente proscrito después de una derrota tan dolorosa. 

(También quedó proscrito el portero de aquella selección, Moacir Barbosa, el autor de la famosa frase ‘la pena máxima por cometer un delito en Brasil es de 30 años de cárcel, pero yo llevo más de cuarenta pagando por un delito que no cometí’). Pero la historia de Barbosa es otra historia.

Relegada al baúl de los (malos) recuerdos la camiseta blanca, la federación brasileña (CBF), a través del diario ‘Correio da Manhá’, convocó un concurso para elegir la nueva equipación de la selección, con la condición de que incluyese los colores de la bandera (verde, amarillo, blanco y azul).

Un ganador muy peculiar

Resultó ganador un joven de 19 años, ilustrador en varios periódicos del sur de Brasil. Se llamaba Aldyr Garcia Schlee: su diseño es el que Brasil sigue luciendo hoy en día, camiseta amarilla con ribetes verdes, pantalón azul y medias blancas. 

El premio que se llevó el joven ilustrador fue bastante sencillo: un viaje a Río de Janeiro, entonces capital de Brasil.

Brasil perdió la final de 1950 con camiseta blanca Getty

Brasil estrenó su nueva camiseta el 14 de marzo de 1954, en un partido de clasificación para el Mundial, con victoria ante Chile (1-0). No ganó el Mundial de 1954 –fue eliminada por Hungría, uno de los equipos más potentes del mundo en ese momento-, pero sí el de 1958

En la final, curiosamente, no jugó de amarillo, porque se midió a Suecia, que también utilizaba una camiseta amarilla. 

Al utilero de Brasil le tocó buscar un plan B. Le insistieron en que buscara cualquier color salvo el blanco, maldito desde 1950. Encontró una veintena de camisetas azules en un local textil de Estocolomo y a contrarreloj, se puso manos a la obra para coser los dorsales y el escudo de la CBF. 

Brasil, con camiseta azul, ganó su primer Mundial derrotando a Suecia en la final de 1958 (5-2).

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Lo más curioso de esta historia, sin embargo, llega al final: varios años después de ganar el concurso de la camiseta, Garcia Schlee confesó que en realidad, era aficionado a la selección uruguaya. Había nacido y vivido siempre muy cerca de la frontera con Uruguay y en 1950 llegó a celebrar la victoria celeste en el ‘Maracanazo’.

Otra curiosidad: Garcia Schlee falleció a los 83 años, el 16 de noviembre de 2018. Al día siguiente, Brasil y Uruguay jugaron un amistoso en Londres. Ambas selecciones guardaron un minuto de silencio en memoria del padre de una de las camisetas más reconocibles del mundo.