Final

Francia amenaza el reinado del Brasil de Pelé

La selección de Deschamps quiere ser la única que iguala los dos Mundiales consecutivos que logró la 'canarinha' en 1958 y 1962

Mbappé, rodeado de rivales en una jugada del Francia-Marruecos.

Mbappé, rodeado de rivales en una jugada del Francia-Marruecos. / EFE

Joan Domènech

Francia está de nuevo en su lugar preferido. Hace cuatro años jugó y gana la final del Mundial de Rusia 2018. Ahora, espera repetir el domingo idéntico guión quebrando la resistencia de Argentina, con perdón de Messi, y emparentarse con la Brasil de Pelé, la única selección que encadenó dos Copas del Mundo, ya a mitad del siglo pasado (Suecia-1958 y Chile-1962). "Mis jugadores se merecen esta recompensa, estamos haciendo un campeonato genial. Sentimos emoción y orgullo por lo que hemos conseguido, pero aún nos queda un último partido", ha dicho Didier Deschamps, el técnico, tras ganar a Marruecos (2-0).

A esa cita con la historia acude también Mbappé, quien cumplirá 24 años el próximo 20 de diciembre, dos días después del duelo con Leo Messi. Y si gana la final, estará más cerca que nadie de ‘O Rei’ Pelé, dueño de tres coronas mundiales. Y Kylian, la estrella que le dijo no al Madrid para quedarse en el Paris SG donde no es, de momento, el dueño deportivo del proyecto, lo miraría casi a los ojos con dos conquistas.

De extremo a delantero centro

 Va dejando detalles fastuosos Mbappé, igualado a goles con Messi. Ambos suman cinco tantos en este torneo. Pero no es comparable, de momento, la luz que irradia el argentino. En la semifinal contra Marruecos, por ejemplo, el delantero del PSG dejó momentos de brillantez como esos venenosos regates que precedieron al segundo tanto francés, sin olvidar un par de galopadas por la banda izquierda (acabó, eso sí, jugando de nueve tras la sustitución de Giroud) que hicieron temblar hasta el césped. Pero no termina Mbappé de explotar. Quizá se lo guarde todo para el domingo, consciente de que no es solo una final de una Copa del Mundo (no existe partido más trascendente en el planeta) sino que también se librará el duelo generacional. 

Presente contra futuro

El pasado y presente (Messi), a quien los años (tiene 35) condenan a vivir su último Mundial, contra el presente y el futuro (Mbappé), a quien su edad (tiene 23, casi 24), le permite otear un horizonte donde hasta podría jugar tres torneos más. Mientras el delantero francés acapara todos los focos, Griezmann ejerce de estrella silenciosa, capaz de ser el pegamento que cohesiona a una selección que no juega tan bien como debería.

O se espera, al menos, de esa colección de estrellas a las que Deschamps transforma en un sólido batallón, donde no hay resquicio para la duda, ni siquiera se quiebra ante el corazón de una valiente Marruecos. Gana con goles inesperados, el de Theo Hernández (el segundo más rápido en una semifinal del Mundial al ser anotado en el minuto 04.39, solo superado por el brasileño Vavá en Suecia-1958 ante, precisamente, Francia) o el de inesperado invitado a la fiesta: Kolo Muani. Juega de delantero en el Eintracht, suplió a Dembélé y 44 segundo más tarde tocó el primer balón aprovechando la genialidad de Mbappé y el rebote de Abde para firmar el 2-0, que enviaba al grupo de Deschamps a la final.

Y, de nuevo, Francia retorna a un escenario que conoce mejor que nadie en los últimos 24 años porque se prepara para disputar su cuarta final. Jugó y ganó en casa la de 1998 (3-0), perdió la del 2006 en Alemania ante Italia (tanda de penaltis tras el cabezazo de Zidane), luego se ciñó la corona en Moscú-2018 ante Croacia (4-2). Una corona que defenderá el domingo en Doha. Una corona que le pertenece a Mbappé, transformado en el nuevo rey, a no ser que Messi se la quite. 

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