Mundial de Qatar

Argentina espera a Messi: Bienvenido, "aladino eterno"

"Después de Maradona había una búsqueda y Messi, que llevaba años demostrando en clubes, pudo coronar en la selección"

Los argentinos celebran el Mundial en las calles.

Los argentinos celebran el Mundial en las calles.

Abel Gilbert

Un país espera ansioso a los ganadores del Mundial. En vísperas de las navidades, ellos vienen a ofrecer el último tramo del regalo más esperado: la Copa que, seguramente, será exhibida en manos de Leo Messi y otros jugadores, a partir de este martes, una vez hayan aterrizado esta noche en el aeropuerto internacional de Ezeiza. Un mapa interactivo ha ido informando el lugar en el que se encuentra el avión y el tiempo que restaba para que tocara tierra.

El Gobierno del presidente Alberto Fernández analizaba la posibilidad de ofrecerle al equipo la sede del Ejecutivo desde cuyo balcón, en 1986, Diego Maradona le mostró a la multitud el anhelado trofeo. Fernández enfrenta una oposición acérrima de derechas y no quiere pagar el precio de ser acusado de buscar un rédito personal al recibir al plantel en lugar que simboliza al poder del Estado.

Lo que quieren todos los argentinos, que por millones anegaron las calles de todas las ciudades, es que la fiesta continúe junto con los jugadores. La mitad de los habitantes de este país no había nacido en 1986. Media Argentina desconocía por lo tanto la dimensión emocional que estremeció los cimientos de esta sociedad el reciente domingo. Hasta el instante en que Messi levantó la Copa, los argentinos cantaban en los partidos del seleccionado una canción como suerte de padre nuestro: "Volveremo' a ser campeones / como en el 86". Esa letra ya carece de sentido. Argentina ha “vuelto”.

Todos tienen algo que decir en la ola del éxtasis. Ha hablado el presidente Fernández y su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien ponderó especialmente el "qué mirás, bobo" del Messi que había ignorado en 2014. Los adversarios del Gobierno también salieron a las calles y se fundieron en abrazos con esos hombres y mujeres que suelen despreciar, los peronistas. Un mundial bien vale una misa y un breve perdón.

Menotti y Víctor Hugo Morales

"Yo estoy muy feliz, esto se lo ganaron los técnicos y los futbolistas. Después de Maradona había una búsqueda y Messi, que llevaba años demostrando en clubes, pudo coronar en la selección", dijo el exentrenador campeón del mundo en 1978, César Luis Menotti, quien en la actualidad forma parte del departamento de selección de la Federación. Menotti elogió de manera especial a Lionel Scaloni. "Está rodeado de chicos con gran experiencia, muy generosos y con mucha vocación de entrenadores", dijo sobre Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala. Ha comenzado a venderse un pequeño muñeco de goma con la figura Scaloni: de ser visto como un nonato, ahora es otro de los grandes héroes.

"Te digo adiós y gracias, querido fútbol. Campeón del mundo, te debo tanto, pero tanto, que caminaré eternamente por el desierto diciendo y preguntándome cómo te lo pago esto", dijo Víctor Hugo Morales, el uruguayo que relató en 1986 el gol de Maradona a los ingleses y que puso su voz en Qatar en los goles y jugadas de Messi. Morales, quien hace 36 años llamó a Maradona "barrilete cósmico" y se preguntó de qué planeta había venido, ya tiene garantizado el recuerdo permanente por el modo en que describió la proeza de Messi ante Croacia que concluyó en la red por intermedio de Julián Álvarez: "Aladino eterno", dijo sobre el rosarino y así quedará en la memoria de las multitudes.

Dios global y argentino

Los argentinos observan a su vez maravillados por primera vez el "efecto Messi" en todo el planeta. Nunca antes un jugador alcanzó tanto consenso global. Pensar que no hace mucho, parte de la prensa local decía que Messi era "pecho frío" porque no cantaba el himno o no alcanzaba con la celeste y blanca los niveles del Barcelona. Hay una regla de hierro: el que ha odiado, amará con la misma intensidad. Los primeros en recordarlo fueron los propios jugadores argentinos que le dedicaron la Copa América a "los putos periodistas" que los menospreciaban.

El fútbol abarca todo. Es un afrodisíaco y un talismán. La ola se desvanecerá. "No hace falta aclarar que ser campeones del mundo no te soluciona los problemas ni te resuelve las preocupaciones cotidianas. La imagen de Messi con la Copa no te llena la heladera. Pero la pasión por el fútbol es ese motor que te hace olvidar por un rato de todas las malas y te lleva a un lugar mejor llamado felicidad", dijo el diario deportivo 'Olé'.

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