Mundial 2022

Lo mejor y lo peor del Mundial de Qatar

Del brillo de Messi y Mbappé en unos estadios espectaculares a la decepción de España, Bélgica o Alemania

Los jugadores de Argentina, e un momento de la tanda de penaltis de la final del Mundial.

Los jugadores de Argentina, e un momento de la tanda de penaltis de la final del Mundial. / EP

Qatar cierra su Mundial con la satisfacción de haber deparado un buen torneo, culminado con una final para la historia, y con la sensación de que el Mundial ha contribuido a mejorar su imagen en el exterior.

Deportivamente, los 64 partidos del Mundial han deparado sorpresas, decepciones y sobre todo, la coronación de Messi como rey del fútbol, al frente de una selección que llevaba 36 años esperando llegar a lo más alto de nuevo.

Lo mejor del Mundial

Messi y Mbappé, estrellas indiscutibles

Llegaban al torneo como jugadores de referencia y lo cierran como tal: han sido los dos mejores jugadores del Mundial, los máximos goleadores y asistentes, los líderes de las dos selecciones que alcanzaron la final. Mbappé fue campeón en 2018 y subcampeón en 2022. A sus 23 años –cumplirá 24 este martes, 20 de diciembre-, está llamado a suceder en el trono a Messi, el jugador que ha marcado los últimos quince años del fútbol mundial. Ambos llegaron como cabeza de cartel y se van reforzados y consolidados en su condición de estrellas.

Marruecos, la sorpresa más grata

Nadie contaba con una selección que había cambiado de entrenador solo unos meses antes. Walid Regragui asumió el mando del combinado marroquí en mayo y aterrizó en el Mundial como un desconocido. Lo acabó encumbrado como uno de los mejores entrenadores del torneo. Supo construir un bloque muy sólido, excelente en lo defensivo (Bono, el portero del Sevilla, hizo un gran Mundial) y con unos resultados extraordinarios. Alcanzó la semifinal y estuvo cerca de meterse en la final. Para la historia quedará que ha sido la primera selección africana en meterse entre las cuatro mejores de un Mundial.

Los estadios y la organización

Había dudas de la capacidad organizativa de Qatar, un país pequeño y con escasa experiencia en torneos de este tipo. Más allá de la polémica de los derechos humanos y de la situación de las mujeres y de los homosexuales (cabe suponer que nada cambiará ahora que ha concluido el Mundial), Qatar supo organizar un buen torneo. Funcionaron los transportes, pese a la dificultad de concentrar a 32 aficiones en una sola ciudad, Doha. Los ocho estadios –casi todos construidos expresamente- también funcionaron sin problemas de accesos. El césped estuvo impecable y en general, las instalaciones de entrenamiento y de alojamiento para los equipos cumplieron con las necesidades de los equipos. 

No se registraron incidentes reseñable. No hubo peleas ni aglomeraciones peligrosas. 

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, saluda al futbolista Kylian Mbappé

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, saluda al futbolista Kylian Mbappé / JEAN CATUFFE / DPPI / AFP7 / Europa Press

Una final memorable

Al Mundial le faltaba un partido para recordar hasta que Argentina y Francia se vieron las caras en Lusail. El choque entre Francia e Inglaterra había sido intenso. También el Suiza-Serbia, o la goleada de España ante Costa Rica. Alemania y Costa Rica brindaron un partido vibrante antes de caer eliminadas en la fase de grupos. Pero al Mundial le faltaba el partido en mayúsculas.

Llegó en la final, sobre todo a partir del minuto 80, cuando Mbappé marcó de penalti y metió de lleno a su equipo en el partido. La prórroga fue inolvidable, quizá la mejor de la historia del torneo junto a la semifinal de 1982 entre alemanes y franceses, o la final de 1966. Mbappé se convirtió en el jugador con más goles en las finales de los mundiales. En los penaltis, Argentina supo mantener la cabeza más fría para llevarse el título.

Lo peor del Mundial

España, por debajo de lo esperado

La plantilla de jugadores con la que España compareció en el Mundial invitaba a situar al equipo entre los ocho mejores: los cuartos de final parecían un objetivo asumible. A partir de ahí, soñar. Pero el equipo de Luis Enrique, que arrancó como un tiro, cerró su participación antes de lo previsto –octavos de final- y ante un rival teóricamente inferior. Marruecos ya forma parte de la historia negra de España en el torneo. 

La generación de jóvenes jugadores moldeada por Luis Enrique se tuvo que despedir del Mundial antes de tiempo. El 7-0 inicial ante Costa Rica disparó los elogios, pero Alemania enfrió los ánimos y la derrota ante Japón fue un aviso muy serio. Ya no hubo mucho más: España cayó ante Marruecos en un ambiente de resignación general y de fin de ciclo. Dos días después, la RFEF anunció que Luis Enrique no continuaría al frente del equipo. Le sustituyó Luis de la Fuente, hasta ahora al frente de la sub-21. 

Bélgica y Alemania decepcionaron

Bélgica fue tercera en el Mundial de 2018: llegaba al torneo dispuesta a confirmar que su generación de oro estaba preparada para luchar por el título mundial. Al frente, un entrenador de primer nivel, Roberto Martínez, buen conocedor de la federación y experto a la hora de manejar la dualidad entre valones y flamencos, detalle complicado en un país dividido en dos. Pero la selección belga no pasó de primera fase, encuadrada junto a Croacia, Marruecos y Canadá. Su gran estrella, Kevin de Bruyne, no estuvo a la altura. Tampoco rindió a buen nivel Lukaku, su delantero más peligroso. 

Alemania, por su parte, llegó tarde al Mundial: cuando quiso darse cuenta, estaba fuera del torneo. Pagó muy cara la derrota en su primer partido, un inesperado 1-2 ante Japón. Empató con España y firmó un buen partido ante Costa Rica, pero no fue suficiente, entre otras cosas porque el resultado entre España y Japón en la última jornada le penalizó. Le faltó suerte, pero también la capacidad de meterse en el torneo desde el primer día. 

Roberto Martínez, hasta ahora entrenador de Bélgica.

Roberto Martínez, ex entrenador de Bélgica / EFE

Menos Brasil de lo esperado

La selección brasileña se fue del Mundial en cuartos de final. Cayó en los penaltis ante Croacia. Triste bagaje para un equipo que llegaba con la etiqueta de favorito, dispuesto a pelear la copa hasta el final.

La generación de jugadores a disposición de Tite prometía grandes éxitos, pero Brasil, que no gana un Mundial desde 2002, volvió a decepcionar. Como de costumbre, firmó una primera fase casi impecable, superó a Corea con un resultado abrumador en octavos pero a la hora de la verdad, se vino abajo de mala manera, tras desperdiciar una ventaja en la prórroga. Neymar jugó un Mundial correcto, pero no fue suficiente. Vinicius estuvo por debajo de lo esperado.

FIFA World Cup Qatar 2022 - Quarter Final - Croatia v Brazil

Brasil cayó en cuartos / MATTHEW CHILDS

La polémica del brazalete arcoíris

La FIFA dejó claro desde el primer momento que no permitiría a los capitanes lucir el brazalete arcoíris. Todas las selecciones se resignaron, algunas con más docilidad que otras. Se impuso el criterio de Qatar, un país en el que la homosexualidad está oficialmente prohibida. A la FIFA le faltó cintura para gestionar un asunto con una elevada carga simbólica. 

Horarios, tráfico y aire acondicionado

Son detalles menores, que no afectan directamente al aficionado, pero algunos partidos del torneo concluyeron de madrugada: si se le añade el tiempo de atención a los medios, algunos equipos se fueron a descansar a sus habitaciones a las cuatro o cinco de la madrugada, horario difícil de gestionar en un torneo tan corto. 

El tráfico de Doha, muy denso durante todo el Mundial, tampoco ayudó a la movilidad. Muchas calles estuvieron cortadas durante todo el torneo: ideal para los peatones –no existe la costumbre de pasear en Doha, al menos durante el día-, pero un problema para el tráfico rodado. 

El aire acondicionado, excesivo para las temperaturas que se registraban en Qatar, provocó algunos problemas de resfriados y gripe en algunos jugadores.