Hungría avanza a pasos de gigante para convertirse en el primer régimen autoritario dentro de la Unión Europea (UE). En un nuevo golpe a los fundamentos democráticos del país, el Gobierno de Viktor Orbán se sirvió el miércoles de su holgada mayoría absoluta para aprobar una ley que le permitirá desarticular el Tribunal Supremo y crear un nuevo tribunal bajo su control.

A pesar de las amenazas de sanciones de Bruselas, el cada vez más autoritario dirigente húngaro ha impulsado una medida que eliminará la capacidad de la mayor instancia judicial del país de tener la última autoridad en las llamadas disputas administrativas en casos que van desde las elecciones a otros de corrupción, impuestos y abuso policial. «Las elecciones ya no serán remotamente ni libres ni justas», lamentó Cas Mude, profesor de la Universidad de Georgia y experto en movimientos populistas. Orbán también ha impulsado la conocida como ley de la esclavitud, una escandalosa medida que permite a los empresarios aumentar en un 60% las horas extras de sus trabajadores, un abuso que llevará a los húngaros a trabajar 400 horas anuales de más. Irónicamente, la ley se llevó a la Cámara el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.