La gravedad de la actual crisis citrícola provoca que los cimientos de toda la estructura del campo de Castellón se tambaleen. La dificultad para dar solución a los problemas endémicos de la agricultura provoca la aparición de nuevos actores como la Plataforma per la Dignitat del Llaurador, una organización unitaria en la que participan sindicatos agrarios, pero que rechaza definirse como tal. Ahora, productores de la Plana Baixa impulsan una entidad a nivel estatal que también quiere tiene como objetivo superar ese modelo sindical.

La Asociación Nacional del Sector Primario (Anseprim), como se llamará este organismo, se fraguó esta semana en una reunión celebrada en Ciudad Real a la que acudieron representantes de las asociaciones de agricultores de Nules, la Vilavella y Moncofa junto a otros profesionales del campo de zonas como Valencia, Badajoz, Almería, Córdoba, Granada, Sevilla, Asturias, Cantabria o la propia Ciudad Real.

El papel de Castellón en la creación de este nuevo ente es central, puesto que el vicepresidente de la primera gestora será Adán Carrilero, miembro de la Associació de Llauradors de Nules. Además, en este municipio, epicentro del malestar citrícola de la provincia y que acogerá una gran manifestación unitaria el 25 de febrero, también será la sede del primer congreso de Anseprim durante el primer fin de semana de abril.

Según explicaron a este diario agricultores que participaron en el primer encuentro, lo que une a los asistentes es el rechazo de una Unión Europea que «está destrozando al sector primario de todo el área mediterránea». «La problemática de los citricultores de Castellón es similar a la de los ganaderos de Asturias», indicaron las mismas fuentes, que sostienen que centrarán sus demandas en la petición de protección de los productos españoles a través de las cláusulas de salvaguardia.

Precisamente para evidenciar la delicada situación que vive la naranja en la Comunitat Valenciana, Ava-Asaja regaló ayer 4.000 kilos de fruta en València.