El corredor de montaña presenta lesiones traumáticas similares a las lesiones de otros deportistas: lesiones de tejidos blandos (músculo-tendinosas) y lesiones y fracturas óseas. Presentan lesiones por caídas que suelen ser más frecuentes por terreno irregular, piedras o raíces de árboles que producen erosiones, heridas inciso contusas y quemaduras. Suelen sufrir heridas punzantes por arbustos; mordeduras de animales y picaduras por insectos, arañas, serpientes venenosas, escorpiones; con posibles reacciones alérgicas a picaduras de insectos (avispas, abejas).

También presentan problemas debidos a la altura, que van a depender del nivel de altitud y disminuirán el rendimiento deportivo a cierta altura. Por ello se necesita un periodo de aclimatación. Las enfermedades más graves por la altitud son el mal de altura, el edema cerebral y el edema pulmonar.

Asimismo debemos tener en cuenta lesiones por el frío como la hipotermia que puede ser grave y problemas de congelación sobre todo en partes acras (manos, pies, nariz, orejas). Para reducir el estrés por frio utilizaremos varias capas de prendas que cubran la cabeza y protejan las manos, que deben permanecer secas, hidratadas y con un balance energético positivo. Si hemos sufrido una hipotermia grave debemos proceder a un calentamiento progresivo del cuerpo, incluso calentando el aire inspirado. Durante la práctica deportiva en altitud debemos abstenernos del consumo de alcohol, nicotina, otras drogas y tener precaución con algunos fármacos. Es importante entrenar acompañados; siempre con la planificación del recorrido, elhorario adecuado y habiendo consultado la agencia meteorológica.

Las lesiones por el sol son frecuentes. Estas afectan la piel y sobre todo los ojos que tenemos que proteger con gafas homologadas. Las radiaciones se incrementan en el agua y en la nieve. También tenemos lesiones por el calor, como los calambres por deshidratación. Y pueden ser graves como el agotamiento por calor e incluso el golpe de calor, que puede ser mortal.

Hay factores que pueden favorecer el golpe de calor como la obesidad, con un índice de masa corporal (IMC) elevado, las edades extremas, la baja condición física, el escaso acondicionamiento, los antecedentes de enfermedades por el calor y algunos fármacos que dificultan la transpiración, y el alcohol que es diurético y condiciona una disminución de reflejos. El mejor tratamiento es la prevención con una aclimatación adecuada, nutrición e hidratación correcta, control de horario, vestimenta, reposo y recuperación tras el esfuerzo.

*Especialista en medicina

del deporte