Entendemos el hábito como cualquier conducta repetida regularmente y aprendida, es decir, no innata.

Ninguna persona nace con el hábito de correr, pese a que esto es una actividad primitiva.

Algunos hábitos pasan a ser necesidades, y otros son tan continuados que se convierten en conductas automatizadas, como el conducir por ejemplo.

Muchas personas se plantean la idea de iniciarse en el running, ya que les gusta, les motiva, les apetece, pero finalmente se queda en un mero propósito, es decir no llegan a ejecutar o materializar la acción, y en la mayoría de los casos, empiezan a correr, pero a los pocos días lo acaban dejando.

Como comentaba, el hábito se crea a base de repetir una acción de forma constante, por lo que lo que un principio puede suponer un esfuerzo tremendo calzarse las zapatillas, se acabará convirtiendo con perseverancia en una actividad más dentro de la rutina cotidiana.

Según un estudio del University College de Londres, se indica que podemos conseguir un hábito en 66 días, cifra más realista que la propuesta en 21 días.

¿Que proceso debemos seguir para crear un habito? El primer paso es dar la instrucción al cerebro, es decir hoy voy a ir correr. En segundo lugar, llevar a cabo la acción, es decir salir a correr, y en tercer lugar recompensarnos por ello. Es decir, es imprescindible sentirnos recompensados, pues el refuerzo es el arma más poderosa a la hora de establecer un nuevo hábito.

Asimismo es importante que el habito de correr no sea un mero capricho o un propósito banal, sino que tengamos claros tres elementos necesarios: por qué lo queremos hacer, para qué lo queremos hacer y qué beneficios me aportará correr.

Es decir, estamos partiendo de una motivación que acabará pasando a ser necesidad, y a su vez esta necesidad nos mantendrá motivados para seguir corriendo. Por tanto, se trata de un circuito neuronal muy estructurado y muy pautado, por ello es importante tener claro tanto el proceso a seguir, es decir, reforzarnos siempre tras realizar la acción y los tres elementos,o sea, el peso cognitivo que para nosotros tiene correr.

Obviamente siempre encontraremos obstáculos, tales como la pereza, el por que un día no vaya a correr no pasa nada... y es ahí donde la fortaleza mental debe marcar la diferencia. Como elemento visual potente es bueno ponerse en un sitio visible el propósito que queremos cumplir, así como un calendario para ir tachando los días que hemos llevado a cabo la acción, dado que esto nos hace sentirnos fuertes y nos recuerda el objetivo.

Psicóloga Deportiva

twitter: @mvallsbarbera