Muchos son los corredores que han pasado de la media distancia al ultrafondo, pero Héctor Artero Carbó (19 de febrero del 1981, Castellón), ha recorrido el camino inverso para hacerse con el tercer puesto absoluto en la segunda edición de la Liga del Alto Palancia.

—¿Qué le llevó a correr?

—En realidad lo he hecho desde siempre. A los 10 años empecé a jugar a fútbol y solía hacer de carrilero, corriendo por la banda. Además, mi padre siempre ha corrido, simplemente por afición, cuando nadie lo hacía, y yo a veces salía con él. Luego dejé el deporte por motivos de estudios, hasta que hace unos seis años me puse a correr de nuevo.

—¿Cómo fue ese regreso?

—Al principio hacía unos pocos kilómetros, pero en tres meses ya entrenaba con tiradas de 40 km el fin de semana, o un día 25 y el siguiente 35. Conocí a gente que también corría y a los seis meses me presenté a la CSP porque me gusta correr mucha distancia. La acabé bien, con mi entrenador actual, Guillaume Taillebresse, el 48º de la general con un tiempo de 15 horas y cuarenta y pico minutos, y ya me enganché.

—¿Siguió adelante con ultras?

—Al principio me centré en ellos, me hacían sentir mejor, pero hace un par de años hice la Ronda de Cims, en Andorra, de 160 km, y ahí falló la cabeza, me iban las piernas pero la cabeza me dijo que no podía más. Así que opté por hacer un reset y pasarme a la media distancia por un tiempo.

—¿Qué cree que le pasó allí?

—La montaña que tenemos aquí no es la francesa, donde hay pendientes más pronunciadas en ascenso, pero también descenso, que es donde se resiente más la musculatura. Al final, sin embargo, es una cuestión mental, ya me dijeron que no sabía donde me metía, pero quise intentarlo. Y, de hecho, aunque por ahora quiero seguir en la media distancia, dentro de un par de años quiero volver a intentarlo.

—¿Fue entonces cuando decidió correr la Liga del Alto Palancia?

—Primero empecé con el Circuit Diputació de Curses per Muntanya, en el que quedé cuarto en la general tras luchar por el podio hasta el final. Me apetecía entonces repetir la carrera de Bejís, que ya la había hecho, y entonces me enteré de la Liga. Además, resultó que estaba incluida la carrera de Azuébar, que es la que más veces he hecho porque he vivido allí muchos años, así que decidí hacer el circuito y ha sido una grata sorpresa. Si solo pudiera repetir un circuito sería este, la Liga tiene carreras muy bonitas, con mucha senda y paisajes espectaculares que la gente debería descubrir; los vecinos de la zona se vuelcan mucho y la distancia, 25 km de media, ya supone un reto. Es una combinación muy recomendable, y además el circuito está creciendo y seguro que va a mejorar mucho en pocos años.

—¿Con qué expectativas afrontó la Liga del Alto Palancia?

—Siempre me han dicho que tenía una velocidad por explotar, que probara con carreras más cortas, y la verdad es que empecé con la idea de disfrutar el circuito. En Bejís, la primera carrera, me sentí muy bien, salí desde el principio junto al primero y acabé tercero, así que me dije: vamos a ir a por todas, y desde entonces ya seguí con la mentalidad de ver hasta dónde podía llegar.

—¿Qué objetivos tiene ahora?

—Lo primero es recuperarme de los problemas en los sóleos con los que acabé el circuito, un tema que trato de superar con mi fisio, Álvaro Macario. Luego quiero preparar la Top of the Rock, siempre me ha atraído la idea de hacer una carrera por parejas y puede ser una buena manera de regresar al ultra ya que es por etapas y el final en Morella promete mucho. Después repetiré la Liga del Alto Palancia para quitarme la espinita del primer puesto.

—¿Cómo suele entrenar?

—En una semana normal suelo entrenar seis o siete días. Incluyo bicicleta, una rodada tranquila en asfalto, series cortas y más largas, y el fin de semana un día de calidad y otro de tirada larga a bajas pulsaciones. También hago una hora semanal de electrofitness para trabajar tonificación y dureza con Francisco Escoín.