El fallecimiento de un corredor en la última edición de la carrera Behobia de San Sebastián tras entrar en parada cardiorrespiratoria después de cruzar la meta, junto a varios casos de muerte súbita en otros deportes como el fútbol, han reclamado la atención sobre la necesidad de revisiones médicas preventivas en el mundo del deporte. De ello hablamos con la cardióloga Silvia Ventura, quien forma parte del primer equipo integral de medicina deportiva de la provincia de Castellón, en la Policlínica Prades de Onda.

--¿Qué es la muerte subita?

-La muerte súbita es la aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado. Existe una definición más formal, que es la utilizada en los estudios médicos, según la cual se le da este nombre cuando el fallecimiento se produce en la primera hora desde el inicio de los síntomas o el fallecimiento inesperado de una persona aparentemente sana que vive sola y se encontraba bien en las 24 horas previas.

--¿Cuál puede ser la causa?

-La principal causa es la fibrilación ventricular, una arritmia que provoca una pérdida de contracción ventricular organizada haciendo que el corazón deje de latir. Esta arritmia requiere una atención médica inmediata, con reanimación cardiopulmonar, para conseguir salvarle la vida a la persona que la padece.

En mayores de 35 años la principal causa de muerte súbita suele ser la enfermedad coronaria, como el infarto de miocardio o la angina de pecho, mientras que en personas jóvenes son las cardiopatías estructurales, enfermedades cardiacas que afectan a la estructura y funcionamiento del corazón, como la miocardiopatía hipertrófica, miocardiopatía dilatada, etc., y las alteraciones del ritmo como canalopatías, síndrome de Brugada o QT largo.

Una cardiopatía estructural es una afección cardíaca que puede provocar alteración a nivel de la estructura y forma del corazón, alterando la pared del mismo, las válvulas u otros elementos funcionales de este.

--¿Cómo puede prevenirse la muerte súbita y evitar casos como los que hace poco saltaron a los medios?

-Es conveniente que de manera previa al inicio de una actividad deportiva de elevada exigencia física, o de forma periódica en aquellos que la realicen de forma constante, descartemos la existencia de cardiopatía estructural o alteración del ritmo en pacientes con edades inferiores a 35 años y cardiopatía isquémica en aquellos de mayor edad.

--¿Qué pruebas son necesarias?

-Primero solemos realizar una entrevista completa que incluya sobre todo antecedentes familiares y personales, junto con una buena interpretación de un ECG (electrocardiograma) a cargo de personal cualificado, que son el elemento básico de inicio del estudio. Posteriormente una ecocardiografía descartará la existencia de cardiopatía estructural y alteraciones congénitas que hayan pasado desapercibidas a lo largo de la vida. Estas pruebas se completarían con una prueba de esfuerzo convencional o una ergoespirometría que nos proporciona más datos, realizada por personal cualificado.

--¿En qué consiste la ergoespirometría y qué datos aporta?

-Es un análisis del consumo de oxígeno y gases durante el ejercicio que nos proporciona más conocimientos sobre el ritmo y la capacidad funcional del deportista durante el ejercicio, como sus umbrales aeróbico y anaeróbico o la frecuencia cardíaca a la que se empieza a consumir el lactato. Todo estos parámetros le dan una serie de informaciones al atleta que le permiten optimizar el entrenamiento de cara a conseguir sus objetivos deportivos.

--¿El ‘running’ es uno de los deportes en los que resulta más necesaria una prueba de esfuerzo?

-Sí, lo son todos aquellos deportes en los que el organismo es sometido a una elevada exigencia física, como es precisamente el caso de las carreras populares. Correr, por ejemplo, es más exigente para el cuerpo que ir en bicicleta, porque entran en juego más grupos musculares.

--¿Cree que los corredores están concienciados de la situación?

-Cada vez se tiene más en cuenta la necesidad de hacerse una prueba de esfuerzo y nosotros estamos percibiendo ese creciente interés por parte de los atletas. Cada vez lo piden más, principalmente porque hay más carreras que empiezan a pedir un certificado de este tipo como requisito de inscripción, y la gente quiere saber si está apta para hacer deporte y tener la tranquilidad de que lo ha comprobado un cardiólogo.

Sin embargo, todavía hay un alto desconocimiento entre deportistas y público en general sobre el riesgo de muerte súbita principalmente, lo que lleva a que en la mayoría de los casos no se realicen reconocimientos o valoraciones óptimas previo al inicio del ejercicio o durante la realización de los mismos. Hay que tener en cuenta que de los 17 millones de personas que mueren cada año en el mundo, un 25% es por muerte súbita, y de hecho, entre los deportistas de todos los rangos de edad, en España cada día muere una persona mientras hace deporte. El objetivo es reducir al máximo la muerte súbita.

--¿Cree que cada vez será más habitual pedir algún tipo de certificado de salud para permitir la participación en una carrera?

-Sí, seguro. Tenemos muy cerca el ejemplo de Italia, donde desde que es obligatorio presentar este tipo de certificados se han reducido de una manera muy importante los casos de muerte súbita en el deporte.

--¿Es necesario repetir la prueba de esfuerzo si, por ejemplo, un ‘runner’ decide pasarse al triatlón, o cambiar los 10.000 metros por un maratón?

-En un principio no hace falta porque en la prueba de esfuerzo se le somete al mayor esfuerzo que pensamos que puede realizar su cuerpo, y la propia práctica del deporte hace que el atleta cada vez sea capaz de acometer mayores esfuerzos. Pero es recomendable repetir la prueba de esfuerzo al menos una vez al año en el caso de quienes practican deporte de manera habitual a un nivel de exigencia alto.

En este sentido, hay que tener en cuenta que se pueden producir cambios en la morfología del corazón debido a la práctica deportiva que requieren una revisión periódica, ya que en ocasiones dichas adaptaciones pueden desenmascarar patologías subyacentes. Si, por ejemplo, al realizar la prueba de esfuerzo encontrásemos que el nivel de tolerancia al esfuerzo de un corredor se ha reducido en lugar de aumentar, que sería lo normal, eso podría indicar que hay un problema.