Montañas de Castellón os acerca, en esta octava ruta, un poco más a un lugar por el que casi todo runner de montaña habrá corrido o andado alguna vez , un sitio al que yo llamo el Patio de mi casa, porque es la zona más frecuente de entrenamiento y sinceramente la conocemos como la palma de la mano: el Hospital La Magdalena.

Desde allí podemos iniciar cualquier ruta que se nos ocurra, pero en esta ocasión, con la ayuda de Armando Vila, os mostraremos algunos de esos rincones menos conocidos junto a otros de los lugares clásicos de este pequeño parque de montaña.

Comenzaremos desde el Hospital La Magdalena de la capital de la Plana, concretamente desde el parking situado bajo sus instalaciones. Saldremos de allí para buscar uno de los caminos con más historia: la mítica Senda del Reguero, donde el agua que pasa por él ha regado durante décadas los naranjos de nuestra huerta. Seguimos por él hasta llegar a la pista que nos conduce al Corral de ovejas, pero antes de llegar a él cogeremos el desvío a la derecha para trotar hasta llegar a la base de las sendas que nos subirán a las Crestas. En este caso iremos por la segunda subida, la que nos lleva al característico árbol que hay en dichas crestas y desde donde bajamos a buscar el pequeño bosquecillo que nos conduce a los naranjos que tenemos que atravesar para llegar hasta el cruce donde la Cursa Tombato- ssals tiene su tercer control.

Una vez allí, giramos a la derecha y rápidamente a la izquierda para dejar la pista principal y buscar el Viejo Polvorín de Montaña Negra. Desde ahí, comenzamos una subida técnica poco conocida y de una dificultad bastante importante, tanto por su desnivel como por lo sueltas que están la tierra y las piedras. Tras un rato de subida, llegamos a una casa abandonada desde donde las vistas de nuestra ciudad son espectaculares y donde siempre he pensado que de haber una terraza en ella sería el sitio idóneo para un buen desayuno.

LLEGAMOS A LEPROSOS / Tras bordearla, cogemos la senda que nos lleva a uno de los lugares más conocidos de esta zona: la cuesta de Leprosos. Subimos por ella para llegar a Cuatro Caminos, donde confluyen todos los caminos. Salimos desde ahí a la derecha cogiendo la llamada senda del Árbol Caído, que nos depara una sorpresa al llegar al lugar donde estaba el árbol cruzado en el camino: solo queda el tronco cortado, ahora la senda está limpia.

Seguimos adelante y en nada subimos a la izquierda por un tramo al que yo llamo el Pequeño Zegama, y que cuando llueve es complicado subir por lo resbaladizo del terreno. Una trialera nos lleva al que sin duda es el lugar más característico y famoso de la zona: el Tossal Gros (354 m.).

Tras disfrutar de las vistas desde el popular banco que hay allí, bajamos hasta la Cantera, donde ese feo agujero nunca deja de sorprenderme por lo inmenso que es. Enseguida nos desviamos a la derecha para bajar por el GR, ese sendero que todos los que somos ya veteranos nos recuerda a aquellas primeras subidas de Castelló a Penyagolosa. Al finalizar la bajada, en el bonito barranco cogemos una pequeña trialera que nos sube hasta la pista por la cual llegamos al Depósito Verde, otro de los populares lugares de este recorrido que se visualiza desde varios lugares de la ciudad.

Desde él, comenzamos la bajada hasta el barranco donde disfrutamos del bonito paisaje que nos ofrece la zona. Volvemos a subir por la senda que nos dirige hasta la mitad del Tossal Gros, una de las subidas más largas de la zona. Ya notamos que las piernas nos empiezan a picar, así que emprendemos la vuelta por la senda que va de nuevo hasta la Ganadería y de ahí al parking.

Damos por concluido la ruta por el Patio de mi casa, seguramente no será el más bonito ni el más duro, ni el más montañero, pero es el mío, está al lado de casa y nunca deja de sorprenderme lo mucho que disfruto en él.