Es muy frecuente en atletas el dolor en la cara anterior de la tibia durante o al terminar el ejercicio físico. También se denomina shinsplints.

El término periostitis corresponde a la inflamación del periostio o membrana que recubre el hueso. Se produce por tracción repetida de los músculos que se insertan sobre la tibia.

Si el dolor se localiza en el borde antero-interno de la tibia en su mitad inferior es por tracción del tendón tibial posterior o del músculo sóleo. Si el dolor es en el borde antero-lateral o externo de la tibia la tracción corresponde al tendón tibial anterior.

El gesto deportivo que condiciona la sobrecarga es el aterrizaje y despegue durante la zancada sobre una superficie dura; es muy frecuente en fondistas y en saltadores.

Es frecuente en deportistas noveles o tras un periodo de inactividad o lesión prolongados, cuando se realiza un incremento brusco de la carga de entrenamiento, con cambios frecuentesde superficie (playa, montaña). Debemos controlar el gesto deportivo y el control de la pisada, siendo común en atletas que corren sobre las puntas, hiperpronadores, con acortamientos musculares o falta de flexibilidad. Debemos controlar el calzado, su amortiguación y agarre y los ejercicios que suponen una gran sobrecarga de los tibiales o extensores.

El dolor de la periostitis se manifiesta al comenzar a correr, desaparece en unos minutos, y vuelve a aparecer después en reposo. En fases crónicas y más graves se produce incluso en la vida ordinaria y durante todo el ejercicio. La flexión plantar del pie y la presión sobre la tibia aumentan el dolor.

El diagnóstico se basa en la clínica del dolor que aumenta con la presión local y desaparece con la infiltración de un anestésico local sobre la inserción tendinosa o en la zona indurada. Se confirma con ecografía y en algunos casos precisa radiología, resonancia o gammagrafía ósea.

Hay que realizar el diagnóstico diferencial con las fracturas de estrés tibiales y con los síndromes compartimentales.

El tratamiento ideal es la prevención controlando los factores favorecedores, con un adecuado estudio biomecánico y podológico. Inicialmente se debe evitar el impacto, realizando ejercicios en medio acuático, gimnasio, elíptica o bicicleta. La reincorporación debe ser progresiva, con estiramientos de gemelos y soleo; y potenciación de los tibiales isométricos, isotónicos y progresivamente resistidos.

En periostitis crónicas o muy evolucionadas se puede precisar tratamiento quirúrgico que libere la fascia pretibial.

*Especialista en medicina

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