La mente es muy poderosa, es capaz de cosas que ni imaginamos. Hace unos días, me acordé de aquella famosa pulsera de imán que supuestamente aportaba mayor equilibrio, estabilidad... La gente se convenció masivamente de que esa pulsera hacía mejorar sus resultados.

El ejercicio consistía en dos partes, la primera de ellas sin pulsera realizabas una serie de tareas de flexibilidad, equilibrio... y la segunda parte ya con la pulsera volvías a realizarlo y los resultados mejoraban considerablemente.

Lo he dicho muchas veces, los milagros no existen. ¿Por qué la pulsera mejoraba los resultados? Pues se puede explicar por tres factores psicológicos

El primero es el convencimiento, el mayor poder que tiene la mente. Si una persona está convencida realmente que algo va a suceder, acaba sucediendo, ya que estamos poniendo a disposición de la tarea nuestro 100%, nuestra mejor versión, y estamos realizando el ejercicio con una dosis de confianza y concentración que hace que la tarea salga como esperamos.

El segundo es la visualización. Hemos hablado en otras ocasiones del poder de la visualización. Al realizar el ejercicio la primera vez, no es que nuestros resultados sean peores en la tarea, sino que no tenemos experiencia en ella, y por tanto nuestras estructuras cerebrales están viviendo por primera el acontecimiento, por lo que son novatas. Sin embargo, la explicación de la mejora en el segundo ejercicio, es que como lo hemos realizado antes, nuestro cerebro ya lo ha vivido, ya lo ha experimentado, ya lo ha sentido...por lo que los resultados mejoran. De aquí la importancia que tiene la visualización en el deporte. Por ello es bueno, antes de realizar un entrenamiento, visualizarlo, antes de disputar una prueba imaginarnos en ella...

Y en tercer lugar está la persuasión verbal, un elemento muy importante en deporte, y es que una tercera persona, te está diciendo con seguridad y firmeza que vas a mejorar tus resultados, lo que hace por tanto que aumente tu autoconfianza, y con ello los resultados. Cuando se hacían las pruebas de la pulsera de imanes, el convencimiento con el que te decían que te fijarás en como iba a mejorar tu resultado en el segundo ejercicio, era tal, que efectivamente mejorabas. Primero porque tu te lo creías y segundo porque una tercera persona te convencía de que eras capaz de ello.

Decir que científicamente jamás se pudieron demostrar los beneficios de está pulsera. Es más estadísticamente no habían diferencias entre estas pulseras y otras pulseras falsas, las personas siempre mejoraban en el segundo ejercicio, por lo explicado anteriormente.

*Psicóloga Deportiva

twitter: @mvallsbarbera