Tanto si corremos para competir o si lo hacemos por salud, la persona necesita una hoja de ruta, donde estén marcadas sus propuestas y objetivos.

El proyecto personal es una técnica psicológica. Este es un reto que se construye a través de la propia experiencia de la persona, de lo que el corredor conoce de él mismo.

Cuándo hablamos de proyecto esto implica que requiere de una reflexión, sentarse con papel y lápiz y analizar. Para construir nuestra hoja de ruta es importante por tanto plasmar objetivos, hábitos, fortalezas y debilidades, así como cuándo se revisarán los objetivos y las habilidades personales.

Así mismo, dentro del proyecto personal se integra qué es importante y qué es prescindible para el corredor.

Al ser una construcción a largo plazo nos proporciona que estemos centrados en los objetivos y así poder evitar distracciones.

Una analogía cotidiana respecto el proyecto personal, sería por ejemplo preparar unas oposiciones. La persona dentro de un plan personal establece que quiere dedicarse a un determinado trabajo y, por tanto, qué temario ha de estudiar, se fija un horario de estudio y se marca objetivos en cuanto a conocimientos alcanzados... y todo ello es a largo plazo, es decir, no se pretenden resultados a corto plazo ni se abandona al primer contratiempo.

En el atletismo, la preparación de cualquier prueba requiere de un proyecto personal, pero quizás sea el maratón el que más lo necesite. Un maratón requiere que el atleta esté trabajado y tenga una base sólida después aproximadamente de tres meses de entrenamiento especifico.

Es decir, el proyecto personal de un maratoniano ha de ser mínimo de un año. Se construirá en base a experiencias anteriores, por ejemplo competiciones de 10k, media maratón, otros maratones en los que haya participado... el atleta ya sabe o irá conociendo por el camino cuáles son sus fortalezas y debilidades y trabajará con ellas, así mismo también irá conociendo herramientas personales que le ayuden en su proyecto personal como capacidad de perseverancia, tolerancia a la frustración, constancia... Además, establecerá un objetivo final y objetivos intermedios, que tendrán que ser revisados cada cierto tiempo establecido para modificarlos, cambiarlos, redefinirlos…

Con todo ello, el atleta sabe qué tiene que hacer, qué es importante en un momento determinado y qué es irrelevante, así como a través de su experiencia y conocimiento personal seguir su hoja de ruta previamente estudiada, reflexionada y pautada. El atleta, por tanto, está trabajando automotivación.

*psicóloga deportiva

@mvallsbarbera