La corredora Beatriz Sánchez López (25 de octubre del 1980, Castellón), se superó en el IX Marató BP Castelló, donde con 3.28.46 horas fue la primera atleta local en cruzar la meta... aunque no lo supo hasta unas horas después.

—Cuéntenos qué ocurrió después de cruzar la meta del Ribalta...

—Llegué a meta y vi las clasificaciones. Había quedado quinta en mi categoría y me fui. Pero por la tarde empezaron a llamarme por teléfono para darme la enhorabuena porque había sido la primera local. Primero me sentó mal porque había perdido la oportunidad de subir al podio en mi segundo maratón, pero ya está arreglado para tener el trofeo.

—¿Qué supone este resultado?

—Es algo que no me esperaba, porque siempre acaba ganando Sara Claramonte, así que la emoción y alegría es inexplicable, sientes el doble de satisfacción. En el trabajo me han dado la enhorabuena y hace que merezcan la pena los entrenamientos, aunque los hagas porque es algo que te gusta, un estilo de vida.

—¿Cómo fue su debut en el Marató BP Castelló el pasado año?

—Lo preparé con mi entrenador de entonces, David Mundina, para hacerlo en 3.30 horas y clavé ese tiempo. Eso sí, como iba con esa presión de acabar mi primer maratón y hacer esa marca, los tres últimos km sufrí mucho. Es curioso porque no tuve problemas con el famoso muro de los 30 km, al llegar a esa distancia vi que iba muy bien, pero en cambio a falta de tres km me vino todo de golpe, me quedé sin fuerza en las piernas y unas ganas de llegar al final que no veía la meta.

—¿Cómo lo vivió este año?

—Al no ir con la misma presión no tuve ese bajón, y aunque al final ya estás con ganas de llegar a meta, la verdad es que acabé muy fresca, la gente me decía que me había visto sonriendo al llegar, e incluso bajé mi tiempo. Al llegar al Grao vi que iba muy bien, y aunque iba con el globo de 3.30 desde el principio, decidí tirar un poco y aguanté hasta el final.

—¿Qué opina del nuevo trazado?

—En realidad prefiero el del año pasado. Lo han hecho para que sea más rápido y llano, pero hay unas cuantas subiditas al final que no sé yo. Es cierto que han quitado la subida a la UJI, pero se hacía al principio cuando estás fresco y allí había mucha gente animando, mientras que ahora han buscado avenidas largas y en algunas no hay tanta gente.

—¿Qué le pareció la animación?

—Suelo ir con los cascos escuchando música, concentrada, pero la animación estuvo muy bien este año, hubo grupos que se lo curraron mucho. Aquí la gente se vuelca para animar, el primer año ya me decían que en Castellón te llevan en volandas y es cierto. Además, la organización y los avituallamientos son una pasada.

—¿Cómo suele entrenar?

—Cuando empecé a correr hace seis años estuve un año con un entrenador y al ver que empezaba a hacer carreras y podía progresar busqué una preparación más específica. Entonces estuve tres años con David Mundina, me incorporé al Running Moró y ya después del maratón del pasado año pasé a entrenarme por mi cuenta. Suelo dedicar el fin de semana a una tirada larga, un entrenamiento de calidad de 20 a 22 km, más hacia el maratón 25 y las dos últimas semanas 30. Entre semana descanso un día y el resto dedico uno a entrenamiento de fuerza en gimnasio, uno de series, otro un rodaje muy lento y otro cambios de ritmo de maratón. La idea es que al final de cada semana le hayas metido muchos kilómetros al cuerpo.

—¿Qué carreras prefiere?

—Soy de distancias largas, David ya me comentó que asimilaba mejor el entrenamiento de un maratón que el de un 10k. Apenas he hecho dos o tres 5k, son demasiado explosivos para mí, yo soy de ir de menos a más. Y una vez que he probado el maratón, ya no quiero hacer otra cosa. El 10k se me queda corto, y el maratón, aunque es duro porque son muchos meses de preparación, lo vives mucho y el esfuerzo y sacrificio tienen su recompensa.

—¿Qué objetivo tiene ahora?

—Me gustaría bajar a los 3.25 en maratón, creo que aún tengo bastante margen de mejora.