El atletismo no son matemáticas. Ser el mejor no equivale a éxito asegurado. Los ránkings o posibilidades de rendimiento son orientativos y así ha quedado demostrado en los últimos acontecimientos atléticos.

Lo que está claro es que el atletismo es predisposición, superación, esfuerzo, perseverancia, ilusión, fortaleza mental… estos ingredientes son los que bien cocinados hacen que en el deporte todo sea posible.

Aquí van tres ejemplos de atletas fondistas de los que saco lecciones de aprendizaje y que han ocurrido en estos 15 días.

Adrián Ben

El joven atleta gallego de 21 años buscaba la mínima mundialista en 1.500 metros y se encontró con la de 800 metros lisos. Esto ya nos indica que un atleta debe ser flexible con sus objetivos y estar abierto a nuevas posibilidades. Con la marca menos buena de 21 participantes, disputó la final del Mundial de Doha siendo sexto del mundo. Ha sido prudente, inteligente, valiente y ambicioso, no se ha dejado intimidar por el ránking o la edad y es el finalista más joven de la historia del atletismo nacional y el único español que desde el 1991 disputa la final mundial del 800 metros. A nivel psicológico Ben ha dado una lección de confianza, de no dejarse intimidar, de desparpajo, y de que al no contar con el factor presión, se consigue mucho en el deporte.

Jesús Ángel García Bragado

Historia viva del atletismo español. Obligatorio conocerle. Con casi 50 años, lo ha vuelto a hacer, finalista en los 50 kilómetros marcha y pasaporte a los Juegos de Tokio. La lección que extraigo de Chuso es que la edad no es un límite. Al contrario, me quedo con que la edad es sabiduría y experiencia para gestionar situaciones y competiciones complicadas. En el infierno de Doha por el calor, la humedad y la sensación térmica de 40 grados, Chuso contaba con la experiencia y la madurez para gestionar la prueba desde la prudencia. Qué fortaleza mental y qué exhibición de entrenamiento psicológico demostró Chuso.

Kenenisa Bekele

Nos ha enseñado que en atletismo no podemos enterrar a nadie. Cuando un atleta en una o dos competiciones no está a la altura de sus prestaciones habituales, se le suele dar por acabado. Pues Bekele disputó el maratón de Berlín en 2.01.41 horas. Se quedó a solo dos segundos del récord del mundo y demostró que no es un extraterrestre, pues como ya es habitual presentó problemas en el km 30. De Bekele extraigo la lección de que uno no es lo que haya hecho en el pasado, sino lo que es capaz de hacer en el presente.

*Psicóloga deportiva

@mvallsbarbera