Viajar siempre es un placer, pero si uno tiene la oportunidad de hacerlo al volante de un modelo tan emblemático como el Seat 600, la historia adquiere, además, un cierto tono de aventura.

La Traveseat es una iniciativa impulsada en el 2016 por un grupo de entusiastas del mítico utilitario español para reunir distintas unidades de este coche y realizar con ellas una ruta anual por España. Mediterráneo, que ya estuvo presente en la edición del 2017, tuvo la ocasión de volver a completar una de las cinco etapas del itinerario de este año, la que llevó a los participantes desde Zaragoza a Tortosa a lo largo de casi 270 kilómetros.

Recorrer buena parte de la ruta del Ebro a bordo de un 600 supone regresar a los años 60 y recordar cómo eran los coches y los desplazamientos por carretera en aquellos tiempos. Llama la atención el poco espacio disponible en su interior, la sencillez de su diseño, el enorme volante de baquelita, las escasísimas medidas de seguridad... ¡Y la ausencia de aire acondicionado! Así que resulta obligado conducir con las ventanillas abiertas.

En marcha, los 25 caballos de su motor no dan para mucho y hay que tomarse las cosas con paciencia. Superar los 90 km/h exige exprimir casi al máximo sus prestaciones y ascender un pequeño puerto de montaña supone un esfuerzo. Sin duda, nada que ver con lo que ofrecen los modelos actuales.