De la unión de Gazoo Racing, la división deportiva de Toyota, y BMW ha nacido la quinta generación del Supra. Esta nueva entrega destaca por su diseño clásico y la influencia de alguno de los modelos más emblemáticos de la marca como el 2000 GT.

Con una estética coupé, cambio automático de ocho velocidades y tracción trasera, comparte motorización con el Z4 M40i de BMW, un propulsor delantero de gasolina 3.0 de seis cilindros colocados en línea y un turbocompresor que entrega 340 caballos de potencia.

Toyota ya anticipó en el 2014 con el FT-1 Concept la que sería la estética de sus futuras generaciones de modelos deportivos, una apariencia que ha dado como resultado un coche de 4,38 metros de longitud y una altura de tan solo 1,29 metros.

Todas estas características, unidas a una batalla corta, un ancho de vías amplio, un centro de gravedad bajo y una carrocería muy rígida, posicionan al Supra como un deportivo potente, ágil, preciso y deportivo al volante.