Las piezas sobre el tablero de negociación parecen inmóviles desde hace semanas, pero el viento de la investidura que empieza a soplar prefigura movimientos que podrían despejar el camino a Pedro Sánchez. Los grupos minoritarios que apoyaron la moción de censura y que ahora están predispuestos a avalarle de nuevo como presidente del Gobierno, mediante su apoyo o abstención, sitúan a Pablo Iglesias en una posición incómoda. El plácet de PNV, ERC, EH Bildu y Compromís resta fuerza a Unidas Podemos: si los morados consuman un portazo al candidato socialista, corren el riesgo de quedar alineados con PP y Cs.

Aunque la tercera ronda de negociaciones oficial arrancará la semana próxima, el Gobierno ya ha contactado en las últimas horas con peneuvistas y nacionalistas valencianos para encarrilar un pacto este mes. La Moncloa destila cierto optimismo y defiende que hay mimbres para un acuerdo también con Iglesias, aunque el líder morado alega que sigue dispuesto a tumbar la investidura ahora si no obtiene ministerios. Pero sobre el papel, Sánchez sigue manteniendo abiertas todas las puertas, pidiendo tanto el apoyo de Podemos como la abstención del PP y Cs, algo muy improbable, pero que convertiría en prescindible el voto a favor de los morados.

VOTACIÓN AUTÓNOMA / Los grupos minoritarios defienden, desde la prudencia, que la posición de Iglesias no les condiciona ni arrastrará el sentido de su voto. Otras veces, como en el primer intento de aprobar la senda de déficit a finales de julio del pasado año, el plantón de Unidas Podemos, en forma de abstención, provocó que el resto de grupos tampoco votara a favor, porque el rechazo de los morados a apoyar al Gobierno hacía fracasar la iniciativa. Ahora, en cambio, la decisión de las minorías será autónoma. Ninguno de ellos quiere prolongar un escenario de incertidumbre que pueda desembocar en una repetición electoral.

El PNV (6 diputados) se ha mostrado dispuesto a votar a favor de Sánchez. ERC (15) y Bildu (4) ya han planteado su probable abstención. Aunque en el seno del partido republicano hay divergencias por la fecha en la que oficializar la posición, han asumido no bloquear la investidura y así se lo han transmitido al PSOE. Los socialistas no negocian con los independentistas vascos, pero estos han acordado unidad de acción con ERC y también piensan abstenerse. Compromís (1) votará a favor si el Gobierno le asegura que reformará la financiación autonómica, algo a lo que Sánchez ya se ha comprometido. «Apoyaremos a Sánchez si existe ese compromiso, haga lo que haga Iglesias», explica Joan Baldoví. Finalmente, el Partido Regionalista de Cantabria (PRC, 1 escaño) también dará un sí.

Con todas las piezas de los grupos minoritarios orbitando alrededor de Sánchez, el pulso de Iglesias tiene menos fuerza, máxime en el escenario que dibujan las encuestas. El último barómetro del CIS augura un aumento del voto directo del PSOE (39,5%) en detrimento de Podemos (12,7%). Aún así, el líder morado mantiene su apuesta.

En una carta en La Vanguardia, se mostraba ayer dispuesto a dejar caer a Sánchez en la investidura de julio si no le concede ministerios y se abría a reconsiderar su posición en septiembre, cuando confía en doblar el brazo a un candidato debilitado tras una investidura fallida. El Gobierno rechaza negociar. «Queremos que en julio haya Gobierno. Hay bases para ponernos de acuerdo y que haya un voto favorable de Podemos», dijo el PSOE.