Pocas son las marcas que no están aprovechando el tirón de los crossover. Pero dentro de este grupo, hay un segmento que cada vez gana más adeptos, el de los SUV urbanos. Y Volkswagen ha sido la última en apuntarse a esta tendencia con la llegada del T-Cross.

Muy lejano queda ya el 2002, año en el que la firma lanzó el Touareg. Más tarde le han seguido el Tiguan, el Tiguan Allspace, el T-Roc, y ahora se cierra el círculo con el integrante más pequeño.

El T-Cross, fabricado en la planta de Navarra, mide 4,11 metros de longitud, cinco centímetros más que el Polo. A pesar de su tamaño, destaca en espacio interior gracias a los asientos traseros abatibles y deslizables 14 centímetros longitudinalmente. Además, su maletero puede pasar de los 385 a los 455 litros.

En cuanto a las motorizaciones, el T-Cross ofrece tres propulsores de gasolina TSI con potencias entre los 95 y los 150 caballos -este último permite elegir entre una caja de cambios manual de seis velocidades o una DSG de siete-, y un diésel de 95.

a la altura Estéticamente incluye elementos que lo ubican en la familia SUV de Volkswagen, como la parte trasera amplia en la que destaca una banda reflectora transversal enmarcada en un embellecedor negro.

El T-Cross incluye de serie un buen equipamiento en tecnología que se va incrementado según los tres acabados disponibles, Edition, Advance y Sport. Está a la venta en Marzá desde 18.900 euros.