De manera análoga a lo que sucede en el ciclo agrícola, BMW ha tenido que dedicarse con tesón durante más de 10 años a acondicionar, sembrar y regar el terreno de la movilidad sostenible antes de poder recoger el fruto que supone haberse convertido en el grupo automovilístico líder del sector.

Evidentemente, ello no solo se consigue ofertando una amplia gama de vehículos de bajas o nulas

emisiones. Concierne también al proceso de producción, donde el gigante industrial ha logrado, entre otros, reducir en un tercio el consumo de agua necesario para fabricar un coche y que el 63% de los recursos energéticos consumidos en sus instalaciones provengan de fuentes renovables.

Cumpliendo con esos criterios, la división de dos ruedas ofrece una triple alternativa para circular

con el mínimo impacto. Al patinete X2 City, ideado para trayectos muy cortos, le acompañan la bicicleta Active Hybrid con asistencia al pedaleo y la moto eléctrica C Evolution que, con sus 160 kilómetros de autonomía, tiene verdadera madera de superventas.

Para aquellos que prefieren las cuatro ruedas, el cliente dispone de tres líneas donde escoger: la exclusividad de los modelos i3 e i8 de BMW i; el compromiso entre dinamismo y eficiencia de la gama híbrida enchufable iPerformance, compuesta por los BMW 225xe, 330e, 530e, 740e y X5 xDrive40e; o el diseño y polivalencia del representante de Mini, el Countryman PHEV SE All4.

Y esto es solo el principio, pues en los próximos ocho años verán la luz 25 nuevos modelos electrificados

y el impacto ambiental derivado de su fabricación será cada vez más reducido.