Como era previsible, las ventas de coches se han desplomado por completo en las primeras semanas de abril.

Con las exposiciones de los concesionarios cerradas, las pocas matriculaciones que se han realizado corresponden a operaciones previas al estado de alarma, cuya entrega era imprescindible. El resto de los compradores potenciales esperarán, obviamente, a que escampe la tormenta.

El interés, sin embargo, no ha caído, más bien al contrario. El tráfico en las webs de las marcas se ha disparado durante el confinamiento, porque muchos aprovechan el tiempo para recabar información o configurar ese modelo que les interesa.

Previsiblemente, será el 11 de mayo cuando los concesionarios puedan reactivar su actividad. Mientras tanto, hay que quedarse en casa.