El mercado automovilístico se enfrenta a un año convulso. Y es que la incertidumbre a la que empresas y particulares tienen que enfrentarse a la hora de comprar un coche nuevo o de cambiar el que ya tienen está condicionando el cierre de operaciones.

Todos los expertos señalan como primera causa de la de-saceleración de las ventas la indecisión del comprador a la hora de elegir qué tipo de coche debe comprar.

La llegada de la electrificación en sus diferentes variantes, combinada con los mensajes poco claros que se emiten desde la clase política al respecto del futuro de las distintos tipos de energías disponibles, está complicando la elección por parte del usuario que, en muchos casos, no sabe realmente por qué tipo de motorización decidirse.

El coche eléctrico ha llegado para quedarse. Pero su implantación no será de un día para otro. Harán falta tiempo, infraestructuras y precios más ajustados. Pero, sobre todo, es necesario un marco de tranquilidad en el que cada comprador pueda elegir el modelo que necesite. Sin temor a que las circunstancias cambien de repente y le cojan con el pie cambiado.