Mercedes estrenó el verano pasado la tercera generación del CLS, su coupé grande de cuatro puertas, que tuvimos ocasión de conducir la semana pasada, coincidiendo con la celebración del Test Day que la marca de la estrella organiza cada año para dar a conocer sus últimos lanzamientos.

Pionero entre los coupés de cuatro puertas, el CLS representa una alternativa deportiva de la Clase E, con la que comparte plataforma y muchos de sus elementos mecánicos. Su estilo, sin embargo, resulta mucho más dinámico gracias a su silueta, bastante más cercana a la de un auténtico coupé que a la de una berlina de corte clásico.

Esta nueva entrega mide 4,99 metros de longitud (5 centímetros más que la anterior) y, como novedad, está homolgada con cinco plazas -los dos modelos anteriores solo tenían cuatro-, aunque es cierto que el espacio disponible en los asientos posteriores es menor que el que se ofrece en la Clase E.

La gama incluye seis motorizaciones, tres diésel y otras tres de gasolina, con potencias que van desde los 245 a los 435 caballos. Pero, sin duda, la principal novedad técnica radica en que los tres propulsores de gasolina incorporan un sistema de microhibridación gracias al que pueden disfrutar de la etiqueta Eco de la DGT.