El lunes entró en vigor el Real Decreto 920/2017, por el que se regula la inspección técnica de vehículos, con la finalidad de adaptar nuestra legislación a las exigencias europeas y contar de esta forma con un parque de vehículos más seguro.

Las novedades que incorpora la normativa son numerosas y afectan a casi todos sus apartados, aunque hay algunas especialmente destacadas. Las instalaciones de ITV, por ejemplo, deberán contar con equipamientos tecnológicos más avanzados (aunque tienen todo un año para actualizarse) y sus inspectores también tendrán una formación más completa, en línea con lo que demanda la tipología de los vehículos actuales.

Los defectos detectados pasarán a catalogarse en base a tres niveles (leves, graves o muy graves) y muchos de los controles -por ejemplo, los que afectan a las emisiones- se realizarán a través de las centralitas eléctrónicas, aunque no tendrán carácter vinculante hasta el diez de septiembre. Sin embargo, sigue sin contemplarse una medición de los niveles de NOx.

¿Eso quiere decir que las revisiones serán más rigurosas? Probablemente, sí.