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La pandemia de la Covid-19 llegó a ser la primera causa de muerte en el mundo ya a las pocas semanas de detectarse.

Sin duda se pudo controlar mediante medidas epidemiológicas clásicas tal y como demostraron países tan diferentes como Nueva Zelanda, Australia, Taiwan, Corea del Sur o Vietnam.

Inexplicablemente en el resto del mundo se banalizó a un enemigo tan formidable. Tanto grandes potencias, como naciones con un elevado nivel de desarrollo o países con economías emergentes realizaron una catastrófica gestión de la crisis (por ejemplo Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Italia, España y muchos otros). Costó millones de muertos que podrían haberse evitado.

En solo un año, nuestro conocimiento sobre el nuevo coronavirus avanzó espectacularmente. Se desarrollaron pruebas de detección rápida del SARS-CoV-2, se averiguaron los mecanismos de transmisión del virus, se mejoraron significativamente los tratamientos hospitalarios, se encontraron fármacos capaces de ayudar a superar la enfermedad, se detectó la expansión de las nuevas cepas mutantes y se desarrollaron una serie de vacunas eficaces en un tiempo récord.

En el actual contexto, donde tras tropezar hasta 3 veces en la misma piedra parece que se compite en medidas de desescalada inadecuadas que podrían dar lugar a una cuarta ola, nuestras esperanzas de vencer al coronavirus se centran casi exclusivamente en que las vacunas tengan éxito.

Necesitamos una estrategia mundial de vacunación

Las vacunas son seguras y eficaces. Protegen de la enfermedad y reducen la capacidad de transmisión del virus.

Pero existe una probabilidad de que surjan cepas mutantes que escapen a la acción de las actuales vacunas.

Sin duda las vacunas podrán adaptarse a esas nuevas cepas mutantes. Pero ¿queremos entrar en un proceso sin fin en el que una ola de infecciones termina controlada por una vacuna eficaz hasta que algunos mutantes escapan a la vacuna y empiezan una nueva ola de contagios que nos fuerza a desarrollar otra vacuna y así sucesivamente?

Para evitar que esto ocurra existe una estrategia de vacunación eficaz que permite minimizar los contagios y las muertes, al tiempo que reduce al máximo la probabilidad de que una cepa de SARS-CoV-2 escape a la vacuna. Se sabe cuál es. Se sabe cómo hacerlo.

El problema está en que quienes deciden las estrategias de vacunación son los mismos que nos han conducido al actual desastre. No saben, pero deciden. Y tenemos ejemplos de que están decidiendo mal.

Dado que COVID-19 es una pandemia mundial y que el coronavirus no entiende de países, debería haber una estrategia global de vacunación y no una estrategia de “sálvese quien pueda”.

El SARS-CoV-2 no sabe en qué país está. Solo una estrategia global contra el SARS-CoV-2 en todo el mundo podrá reducir el riesgo de nuevas olas infecciosas del SARS-CoV-2 originadas por cepas mutantes resistentes a las vacunas.

Por esta razón alrededor de 180 países, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud, han firmado la iniciativa COVAX para negociar conjuntamente la distribución de la vacuna contra el SARS-CoV-2. Un acertado intento de maximizar la efectividad de la vacunación global para reducir los riesgos de que algunas cepas mutantes del coronavirus escapen a las vacunas.

Los precios de las vacunas no son iguales para todos

Sin embargo, la industria farmacéutica está cobrando de manera diferente a distintos clientes por un mismo producto.

Ya se conocen los precios que pagan los países por la vacuna contra el SARS-CoV-2

Pinchando aquí puede ver el cuadro con los precios de las diferentes vacunas, por países, tomando como fuente UNICEF.

Por ejemplo, la vacuna desarrollada por Moderna cuesta 15 dólares para EE. UU., 18 dólares para Europa y 23,50 dólares para Israel. Aunque pueda parecer una contradicción, en general los países más pobres pagan precios mucho más altos que los más ricos por las mismas vacunas. Un ejemplo de esto lo tenemos en Sudáfrica, que paga 5,25 dólares por la vacuna de Astra Zeneca, mientras que Europa la está comprando a 2,15 dólares.

A pesar de los intentos de cooperación internacional como la iniciativa COVAX, existe el riesgo de que algunos países se vean tentados a desertar de esta cooperación intentando acaparar vacunas.

Ya está pasando. La ONU advierte de que se está produciendo una distribución “tremendamente desigual e injusta” de las vacunas. A día de hoy solo 10 países han acaparado el 75% de las dosis mientras más de 130 países aún no han recibido ninguna. Algunos países se han asegurado un suministro de vacunas muy superior a la de su población.

Pero esto nos pone a todos en riesgo. El SARS-CoV-2 seguirá evolucionando con rapidez en los países que no puedan seguir una estrategia de vacunación acertada, posibilitando que aparezcan nuevas cepas del coronavirus que escapen a las vacunas.

Sin duda no vale la pena ponerse en semejante riesgo.

Cuando todos quieren ganar, y todos pierden

Pero con la distribución de las vacunas estamos ante una versión del viejo problema de la “Tragedia de los Comunes”. En uno de los más influyentes artículos científicos de la historia, Garret Hardin demostró en 1968 que cuando varios individuos actúan sobre un recurso común limitado, independientemente unos de otros y movidos por su interés personal, aunque se comporten de forma racional a la larga terminarán por destruir el recurso común compartido, por mucho que a ninguno de ellos a nivel individual, ni tampoco en su conjunto, les convenga destruir ese recurso.

Imaginemos a un grupo de ganaderos de vacas que comparte un pastizal común. Cada ganadero intenta maximizar su ganancia. Entonces uno de ellos se pregunta “¿Que beneficio obtendría añadiendo una vaca más al rebaño que mantengo en el pastizal común? ¿Cuál sería su coste?

El beneficio es evidente. El dueño de la vaca recibe todo lo que produce el animal.

El coste es la destrucción del pastizal común debido al sobre-pastoreo adicional de una vaca más. Como el perjuicio del sobre-pastoreo de esa vaca es compartido por todos los ganaderos que explotan el recurso común, su coste es significativamente menor que el beneficio.

Sumando costes y beneficios, un ganadero racional concluye que lo mejor para él es añadir otra vaca a su rebaño. ¿Y por que no otra y otra y otra más ...?

El problema está en que todos y cada uno de los ganaderos racionales que comparten el pastizal llegan a la misma conclusión. Al final todos los ganaderos terminan participando en un juego que los obliga a aumentar su rebaño sin límite. Como el pastizal es limitado, al final los ganaderos terminan destruyendo el pastizal común.

Ninguno quería hacerlo. Pero todos perseguían su intereses gestionando libremente un bien común. Finalmente la libertad de gestión del recurso común fue mala para todos.

A la normalidad volvemos todos, o ninguno

Con las vacunas ocurre lo mismo. Son un recurso común y de momento limitado. Si un país las acapara otro no las tiene. Quien acapara vacunas consigue mejorar su situación a corto plazo. Pero si en los países que no tienen recursos suficientes para seguir una estrategia de vacunación adecuada surge una cepa que escapa a la vacuna entonces todo el mundo pierde.

A pesar de ello, crece el riesgo de un «nacionalismo de las vacunas “ y la OMS es pesimista sobre el futuro de la vacunación, afirmando que «el mundo está al borde de un catastrófico fracaso moral, y el precio de este fracaso se pagará con vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo”.

El enfoque de “yo primero” sería contraproducente porque haría subir los precios y alentaría el acaparamiento. “En definitiva, estas acciones solo prolongarán la pandemia, las restricciones necesarias para contenerla y el sufrimiento humano y económico”.

Todo esto reducirá significativamente la eficacia de la vacunación especialmente en los países más pobres lo que podría permitir que la selección natural favorezca las variantes de escape a la vacuna del SARS-CoV-2.

Sin un control global y completo de COVID- 19, la vuelta a la normalidad podría verse comprometida.

Breve resumen comentado sobre las diferencias de precios

Por su interés, Nicolás Fernández añade a este artículo del una selección de datos comentados sobre los precios de las vacunas y su ecuación coste / beneficio.

¿CÚANTO PAGA SUDÁFRICA POR LA DOSIS DE ASTRAZENECA?

El Gobierno de Sudáfrica ha comprado 1.5 millones de dosis de la vacuna Oxford y AstraZeneca para su uso entre los trabajadores de la salud y le costará $ 5.25 (£ 3.84; ? 4.32) por dosis, más del doble de lo que la Unión Europea está pagando (2,15 dólares). Fuente: The Guardian

¿POR QUÉ SUDÁFRICA PAGA TANTO?

El subdirector general de salud de Sudáfrica, Anban Pillay, ha dicho que le hacen pagar ese precio por ser un país clasificado como de ingresos medianos altos por el Banco Mundial. ¿Y por qué aún así, pagan más que EE.UU. o la UE, que también comprenden países de ingresos medianos altos?: “La explicación que nos dieron es que esos países han invertido en investigación y desarrollo de la vacuna, de ahí el descuento en el precio”. Fuente: BMJ.

¿CUÁL ES EL MAYOR PROBLEMA PARA SUDÁFRICA?

Para Sudáfrica, más preocupante que el alto coste de la dosis ha sido la incapacidad de obtener suficientes vacunas. El gobierno planeó vacunar a 40 millones de sus 58,5 millones de habitantes, pero solo tiene la vacuna suficiente para 10 millones. Además, por su estatus de país de ingresos medianos altos, no entran dentro del programa de COVAX. Este programa impulsado por la OMS ha reservado 600 millones de dosis para África, suficientes para vacunar a una cuarta parte de los 1.200 millones de habitantes del continente. El presidente del país, Cyril Ramaphosa, pidió a las naciones ricas que renunciaran a sus dosis excedentes y señaló que «algunos países incluso adquirieron hasta cuatro veces más de lo que necesita su población». Fuente: BMJ.

UGANDA, UN 20% MÁS CARA

La noticia de que Uganda pagará USD $ 7 por dosis por su pedido de 18 millones de dosis de la vacuna Astra Zeneca, un precio que es un 20% más que en Sudáfrica y aproximadamente el triple del que paga la Unión Europea, provocó ira e indignación en torno a los medicamentos globales. acceder a los defensores – y en los canales de las redes sociales. Pero desde el Ministerio de Salud lo asumen con deportividad: “No se pueden comparar precios directamente entre países porque hay muchos factores a considerar. Los precios tienen que variar de todos modos”, dijo Alfred Driwale, gerente del Programa Nacional Ampliado de Inmunización de Uganda (UNEPI) en el Ministerio de Salud, en una entrevista exclusiva. Fuente: Health Policy Watch

¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DE LA UNIÓN AFRICANA ANTE LA SITUACIÓN?

La Unión Africana (55 países) anunció que había obtenido 400 millones de dosis adicionales de la vacuna Oxford-AstraZeneca, con lo que su pedido total asciende a 670 millones. Es probable que Sudáfrica sea un beneficiario clave (es el 5º país de la Unión, en términos de población). África ahora tiene suficientes vacunas ordenadas para vacunar a la mitad de su población. Fuente: BMJ.

¿CUÁNTO PAGAN EE.UU. Y LA UE POR LA VACUNA DE ASTRAZENECA?

La dosis de Oxford-AstraZeneca cuesta 2,15 dólares para la UE. Reino Unido paga unos 3 dólares y EE.UU. unos 4 dólares. Fuente: BMJ.

¿CUÁNTO PAGAN EE.UU. Y LA UE POR LA VACUNA DE PFIZER?

La UE ha obtenido un precio por dosis de Pfizer-Biontech de $ 14,70 porque apoyó financieramente el desarrollo de la vacuna. EE. UU. paga más: $ 19,50. Israel paga unos 23,50 dólares por dosis Fuente: BMJ.

¿CUÁNTO PAGAN EE.UU. Y LA UE POR LA VACUNA DE MODERNA?

Con la vacuna de Moderna pasa lo contrario. Como EE.UU. ha subvencionado el desarrollo de la vacuna, paga unos $ 15 por dosis. La UE paga 18 dólares. Israel paga unos 23,50 dólares por dosis Fuente: BMJ.

¿CUÁNTO PAGA LA UE POR LA VACUNA DE JOHNSON&JOHNSON?

Cuesta 8,50 dólares para la UE, pero como es de una sola dosis, es como si valiese 4,25 dólares por dosis (si comparamos el precio con los de las vacunas de doble dosis). Fuente: BMJ.

¿QUÉ FARMACÉUTICAS SE HAN COMPROMETIDO A NO LUCRARSE CON LA VENTA DE VACUNAS?

AstraZeneca y Johnson & Johnson se han comprometido a no obtener ganancias de la pandemia, mientras que Moderna y Pfizer no lo han hecho. AstraZeneca se reservó el derecho de declarar terminada la fase pandémica y obtener ganancias de las ventas posteriores. Fuente: BMJ.

Si nos centramos en la economía, la Cámara de Comercio Internacional tiene también sus cálculos que podríamos resumir en la respuesta a dos preguntas:

¿QUÉ PASA SI LOS PAÍSES RICOS NO SON SOLIDARIOS?

Un nuevo estudio encargado por la ICC Research Foundation ha descubierto que la economía mundial puede perder hasta $ 9,2 billones si los gobiernos no garantizan el acceso de las economías en desarrollo a las vacunas COVID-19. La mitad de esas pérdidas recaerían sobre las economías avanzadas. El coste económico esperado para los Estados Unidos podría alcanzar los $ 1,38 billones, para el Reino Unido de hasta 146 mil millones de dólares, y para un país de la UE como Alemania, de hasta 248 mil millones de dólares. Con lo cual, no ser solidarios sería mucho más devastador para la economía global.

¿QUÉ PREMIO TENDRÍAN LOS PAÍSES RICOS SIENDO SOLIDARIOS?

Sorprendentemente, una inversión de 27.200 millones de dólares por parte de las economías avanzadas – el actual déficit de fondos para capitalizar completamente ACT Accelerator y su pilar de vacunas COVAX – es capaz de generar retornos de hasta 166 veces la inversión.