Más que nunca, 1.100 kilos. Y, además, con pescado azul de la costa castellonense (no como el año pasado, que se tuvo que traer de Avilés). La torrà de la sardina, que sigue siendo uno de los actos de mayor participación popular de Sant Pere del Grau y con el sabor añejo de lo ancestral, reunió a 4.000 personas que degustaron una de las excelencias de la gastronomía marítima en el recinto de la lonja.

Como detalló a Mediterráneo Miguel Valerino, vicepresidente de la comisión de fiestas, este año han querido «aportar más kilos de sardina», y de la costa provincial. «Se pescó la semana pasada y han estado congeladas, una a una, en Pesfasa, para garantizar su frescura y que no perdiesen cualidades», concretó.

En este sentido, Valerino explicó que la organización del acto fue posible gracias a un equipo de trabajo encabezado por «Guillermo Salom y 12 torradors para que nadie se quede sin su ración de sardinas». Una liturgia acompañada de «400 barras de pan y 150 litros de tinto de verano», perfiló el vicepresidente de la comisión de fiestas horas antes de que se iniciará un ritual de reparto de las raciones, «con media docena de pescado azul» para degustación de graueros y muchos visitantes en Sant Pere.