La creciente despoblación del interior de Castellón ha sido calificada desde el Comité Económico y Social (CES) de la Comunitat Valenciana como el principal problema con el que cuenta este territorio. Los datos prueban que las medidas activadas hasta el momento funcionan apenas como paliativo, en parte, por la dimensión del problema, que excede las acciones puntuales. En cifras, según las mismas fuentes, si la provincia redujo sus residentes en un 0,65% de promedio en el último año, hasta los 575.470, y la Comunitat lo hizo en un 0,37%; la comarca del Alto Mijares vivió un descenso de un 4,5%, un índice solo superado por escasas décimas por el área del Rincón de Ademuz, en la provincia de Valencia. Mientras, la caída es del 2,61% en Els Ports; del 2,34% en el Maestrat; y del 1,33% en la comarca del Alto Palancia.

Las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) ratifican la tendencia a la baja a más largo plazo y marcan que entre la cifra de habitantes que tenía la provincia en el 2010 (591.403) y la que según cálculos basados en factores sociales y económicos tendría en el 2031 (532.158), hay casi 60.000 personas, es decir, el 10% del total de castellonenses que había censados hace ocho años.

El 2018 ha marcado un pequeño punto de inflexión, ya que, por primera vez en seis años, la provincia incrementó su número de habitantes, aunque bien es cierto que solo en 1.406 personas, lo que no salva la sangría de anteriores ejercicios. El principal factor que hizo que la población de Castellón se disparara en una década (del 2000 al 2010, cuando ganó más de 100.000 habitantes) fue la inmigración llegada a la provincia en busca de trabajo. Con la irrupción de la crisis económica, no es solo que esos flujos de población se interrumpieran, sino que hubo un regreso masivo de extranjeros a sus países.

INMIGRACIÓN // En este sentido, y junto al ligero incremento de población, uno de los datos más significativos que dejan las cifras del padrón del 2018 es que también se ha aumentando el número de inmigrantes.

Y es que según el INE, a inicios de este ejercicio había 81.331, mientras que, en el año 2017, fueron 79.636. Es la primera vez desde el año 2013 que la dinámica cambia, porque este número iba disparado hacia abajo.