El nazismo, liderado por Adolf Hitler desde 1933 hasta 1945, dejó alrededor de 18.000.000 de muertos. Tras fijar el 5 de mayo como el día para homenajear a la víctimas de la barbarie, el Gobierno publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una lista en la que se identificaban, del año 1940 al 1945, a 4.427 españoles que, por su ideología republicana, fueron perseguidos, capturados y trasladados por el Tercer Reich al grupo de campos de exterminio de Mauthausen, entre los que se encuentran este último, Gusen, Hartheim, Dachau, Steyer y Malachyt. De ellos, 106 reclusos eran originarios de Castellón y pertenecían a 53 municipios diferentes de la provincia.

POR MUNICIPIOS

Entre las localidades de procedencia de las víctimas, la capital de la Plana, tiene la cifra más alta, con 13. A continuación, le siguen Burriana (siete), Albocàsser (cinco), Alcalà de Xivert (cinco), Vila-real (cinco), Vinaròs (cinco), Almassora (tres), Santa Magdalena de Pulpis (tres) o Càlig (tres).

Precisamente, de este último pueblo era originario Julián Gascón Borrás. Él fue el más mayor de los presos castellonenses de Hitler. Nació en 1880 y tras su captura, fue trasladado al campo de concentración de Gusen, donde con 61 años, fue asesinado por las fuerzas del Tercer Reich alemán.

POR CAMPOS Los campos de concentración principales y que más presos castellonenses albergaron durante el nazismo fueron el de Gusen y el propio de Mathausen. En Gusen, se acabó con la vida del 80% de los presos de la provincia (un total de 85). Por su parte, en Mauthausen, se exterminó a 17 hombres. De ellos, dos procedían de Burriana y otros dos de Gátova, -que por aquel entonces pertenecía a la provincia de Castellón, aunque actualmente forma parte de Valencia-. El resto de los reclusos castellonenses eran naturales de Ortells, Morella, Castelló, l’Alcora, Albocàsser, Montán, Vila-real, Benassal, Ares del Maestrat, Llucena del Cid, Fuente la Reina, Ayódar y Les Useres.

Con la publicación de esta lista, se homenajea a todas aquellas personas cuyas vidas fueron arrebatadas en campos de concentración. Además de ser una ayuda para que los familiares y descendientes de los asesinados puedan conocer más datos acerca de los antepasados que no volvieron.