En la carretera que une Castellfort con Cinctorres y Portell hay señales de precaución que alertan a los conductores del posible cruce de animales. Nada de particular si no fuera porque estas no son las de la clásica silueta de toro dentro de un triángulo rojo y blanco. Las alertas en la cuneta de la CV-125 previenen de la presencia de cabras hispánicas y gatos monteses que se mueven en libertad. Así de salvaje es la Rambla de Celumbres, uno de los 21 parajes naturales municipales con los que cuenta la provincia. También uno de los más desconocidos y todo eso pese a que Sellumbres, como le llaman los que habitan en estos municipios, lo tiene casi todo: una espectacular vista aérea desde el mirador de la Roca Roja, un paseo por el cauce de la rambla con las formaciones rocosas que lo escoltan; los colores encendidos de los quejigos, los arces y la vegetación de ribera; y numerosos ejemplos de arquitectura de piedra en seco.

A unos 95 kilómetros más al sur, en Burriana, el Clot de la Mare de Déu fue el primer paraje declarado de la Comunitat Valenciana. Hoy, quince años después de aquel reconocimiento, este espacio considerado como el pulmón verde de la localidad, es objetivo de excursionistas y grupos de voluntariados que analizan cada uno de los movimientos de murciélagos y tortugas.

El Clot, la Rambla Celumbres, l'Estany de Nules, el Castell de Atzeneta o el ermitorio de la Magdalena, entre otros espacios, forman parte del catálogo de parajes naturales municipales (PNM) de Castellón, una de las siete categorías de Espacios Naturales Protegidos de la Comunidad Valenciana y que no siempre ha recibido la atención que merecía.

Porque los ayuntamientos, la administración de quien depende su gestión, no siempre han contado con los suficientes recursos para su conservación ni tampoco se han preocupado demasiado por promocionarlos. ¿O acaso conocía que cinco de los 21 parajes de la provincia están en Els Ports? ¿O que desde el Castillo de Arenós, a 783 metros de altitud, las vistas del pantano resultan espectaculares? ¿O que la Serra del Puig de VInaròs ha sido la última en incorporarse a la lista?

Para dar a conocer cómo son y dónde están esas 21 maravillas naturales municipales, la Diputación de Castellón acaba de publicar la primera guía con todos los parajes. «Se trata de una iniciativa que, en colaboración con los propios ayuntamientos y agentes locales, nos permite divulgar las pequeñas joyas naturales que conforman el rico y valioso patrimonio natural que atesora Castellón», apunta Antonio Cases, diputado de Medio Natural.

En total, se han editado 4.000 ejemplares de cada una de estas 21 guías que incluyen una descripción del paraje natural, un mapa con los accesos y recomendaciones para hacer senderismo o rutas en bicicleta. Ahora solo falta salir a descubrirlos.

Estos son los 21 tesoros naturales de Castellón:

Bovalar de Sant Jordi (Sant Jordi), el Castillo de Arenós (Puebla de Arenoso), el Castell (Atzeneta del Maestrat), el Clot de la Mare de Déu (Burriana), El Mollet (Sant Joan de Moró), el Pozo Junco (El Toro), El Rivet (Benassal), Ermitorio de la Magdalena (Castellón de la Plana), la Dehesa (Soneja), la Esperanza (Segorbe), l´Estany (Nules), la Torrecilla-Puntal de Navarrete (Altura), Mola d´Ares (Ares del Maestrat), Mola de la Vila (Forcall), Palomita (Villafranca del Cid), Peñaescabia (Bejís), Pereroles (Morella), Racó del Frare (San Mateu), Rambla Celumbres (Castellfort-Cinctorres-Portell de Morella), Sant Miquel (Vilafamés). Serra del Puig (Vinaròs).