Si en los últimos meses ha intentado arrendar una vivienda en alguna de las localidades más grandes de Castellón seguro que ha dado cuenta que el mercado ha enloquecido. En la capital, el alquiler se ha incrementado un 18,6% en el último año y el precio medio de un piso de unos 100 metros cuadrados oscila entre los 550 y los 600 euros al mes. Lo nunca visto en la provincia. Y lo peor es que esa escalada de precios se está llevando por delante a quien busca un techo y no puede hacer frente a esos costes.

El aumento de las rentas es consecuencia de un fortísimo desequilibrio entre la oferta, que en la provincia sigue siendo muy escasa, y la demanda de arrendamientos, que se ha disparado. Un dato. En Castellón la cifra de familias que viven en alquiler ya alcanza las 36.800, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al cierre del 2018. Son un 7% más que hace cuatro años, cuando eran 34.500. Y aunque esta sigue siendo una provincia de propietarios (181.100 viven en una casa en propiedad, aunque 66.500 hacen frente a una hipoteca), el alquiler va ganando terreno. «Si hubiera más viviendas para arrendar esa cifra aún sería mucho más alta», coinciden en las inmobiliarias consultadas.

Quienes mejor conocen el mercado del alquiler en Castellón reconocen que encontrar una vivienda para arrendar es cada vez más complicado. «Entran a cuentagotas y las pocas que nos llegan son muy caras, de entre 500 y 650 euros», resume Juan Carlos Rodríguez, uno de los responsables de la inmobiliaria Área Vivendi, con tres oficinas en la capital. «Hace muy poco tiempo alquilamos una vivienda por 950 euros al mes, un récord», cuenta.

Por las oficinas de Área Vivendi entran a diario entre cuatro y ocho personas preguntando por viviendas de alquiler en Castelló. «La mayoría ya sabe, de antemano, que les vamos a decir que tenemos muy poca cosa y lo poco que hay supera los 500 euros al mes, una cantidad que no todas las familias pueden asumir», describe Juan Carlos Rodríguez.

Que la demanda sigue por las nubes es algo que constatan todas las inmobiliarias. «Hace unos días sacamos en alquiler un piso en pleno centro de Castellón. Era un tercero sin ascensor y el propietario pedía 350 euros al mes. En una semana se interesaron por la oferta más de 700 familias», explica María Busch, asesora inmobiliaria de Castalia Homes, que justifica el alza de la demanda por la reactivación del mercado laboral. «Hay muchísima gente que quiere un piso en alquiler porque ha encontrado un trabajo temporal en sanidad, educación o en la industria cerámica».

El piso que Castalia Homes arrendó en el centro de Castelló costaba 350 euros al mes, una ganga si se compara con las rentas medias que se barajan ahora en la ciudad. Y ahí van un par de ejemplos: en la avenida Doctor Clará se alquila un quinto de 90 metros con garaje por 590 euros. En la calle Alicante, se oferta un tercero de 101 metros, también con garaje, por 600 euros.

La horquilla de precios es muy variada y depende de la zona y el estado de la vivienda, pero en general las rentas giran entorno a los 600 euros. De hecho, según el último informe sobre el mercado de alquiler de Idealista, el coste medio por metro cuadrado en la ciudad de Castelló ascendía el pasado mes de mayo a 5,9 euros, un 18,6% más que hace un año y casi un 30% más que en el 2014, cuando el coste era de 4,6 euros. Esos 5,9 euros que alcanzó el precio medio del alquiler en Castelló el pasado mes de mayo suponen un máximo histórico. En el conjunto de la provincia, los precios también han subido aunque lo en menor proporción, un 8,7%.

Jaime Sánchez-Puga, gerente de Red Piso, también confirma la escalada que está sufriendo el precio de los alquileres. «Ahora un piso estándar cuesta unos 550 euros al mes, cuando hace tan solo unos años valía 300», dice. Y con esos precios también hay casos de familias cuya primera opción era el arrendamiento pero que acaban comprando. «Hay clientes que se dan cuenta que con el dinero que les va a costar el alquiler pueden pagar la hipoteca y ser propietarios», dice.

LA LEGISLACIÓN NO AYUDA

La demanda está por las nubes, pero oferta de pisos de alquiler sigue siendo raquítica. Y la ley del mercado del alquiler, que entró en vigor el pasado marzo, no ayuda en nada, al menos en Castellón. «Hasta marzo uno podía alquiler su vivienda por un año prorrogable a tres. Ahora ese plazo pasa a cinco años y hay muchos propietarios que no quieren comprometerse tanto tiempo», apunta Rodríguez. Además, la normativa impone que la actualización del alquiler tiene como límite el IPC anual, y muchos caseros prefieren esperar.

La mayoría de propietarios piensa que vender sigue siendo mejor opción que alquilar, y en los últimos meses han surgido en la provincia grupos empresariales que compran viviendas para reformarlas y sacarlas al mercado de alquiler. ¿El motivo? Una rentabilidad que supera incluso el 6%.