Los ha visto decenas de veces por la calle y seguro que alguna vez han llamado a su puerta. Son jóvenes que, ataviados con chalecos de alguna organización no lucrativa, le piden cinco minutos de su tiempo. Todos se dedican al fundraising, es decir, a la recaudación de fondos para oenegés tanto de carácter nacional como internacional. Pero su labor va mucho más allá. No solamente buscan dinero, sino también donaciones o labores de voluntariado. Y en Castellón parece que lo están consiguiendo.

Más de 48.000 personas pagan en la provincia cuotas a entidades no lucrativas, aunque la mala noticia es que cada vez aportan menos. En el 2019 cada socio destinó una media de 121,37 euros y el montante global ascendió a 5 millones de euros. La Asociación Española de Fundraising acaba de hacer público el estudio Realidad del socio y donante en España 2019, un informe en el que han participado una veintena de oenegés, entre las que destacan Cruz Roja, Acción contra el Hambre, Asociación Española contra el Cáncer, Médicos sin Fronteras o Save the Childrén.

Y la primera conclusión es que Castellón es una provincia solidaria, aunque lo es con algunos matices. El pero aparece cuando se ojea el ránking de las donaciones medias que se realizan en otras zonas del país. Es aquí donde se pincha, ya que los 121 euros que aporta cada socio al año se quedan lejos de los 156 que otorgan, por ejemplo, los donantes de Madrid o los 153 de Navarra. «Las provincias del norte son las que presentan una cuota más alta», explican desde la Asociación de Fundraising. Y otro apunte. Pese a que existe un aumento de la cuota media en la mayoría de provincias, en Castellón ha ido ligeramente a la baja.

Pero una cosa es la cantidad de dinero que cada socio destina a una organización no lucrativa y otra es el número de personas que han colaborado en el último año. El 1,09% de los socios españoles es de Castellón, un porcentaje algo más bajo que el peso de la población en el conjunto del país, que es del 1,23%. Distinto es el caso de Guipúzcoa, que supone el 1,97% de los socios, mientras que el peso de su población es del 1,54%. Y todo ello a pesar de que la reforma fiscal del año 2014 aumentó (lo hizo a partir del 2016) en más de un 37% las deducciones por donaciones para actividades de interés general.

El drástico recorte de fondos por parte de la Administración desde la crisis económica ha obligado a la mayoría de oenegés a abrir nuevos canales de captación. Y ver a los socios a pie de calle se ha convertido en un motor importante tanto desde el punto de vista económico como social, ya que permite dar a conocer el papel que juegan las entidades del tercer sector y sensibilizar a la población. De hecho, el 49,09% de los recursos totales de las entidades no lucrativas ya depende de los asociados, 15 puntos más que hace cuatro años.

SOCIOS QUE SON VETERANOS // Y ¿cuál es el perfil del socio de una oenegé? Casi el 60% son mujeres y más de la mitad son mayores de 55 años (apenas uno de cada diez tiene menos de 35 años). Además, se trata de personas que viven mayoritariamente en ciudades y con un nivel económico medio-alto. «La media de colaboración de un socio con una oenegé es de 8,54 años y casi el 30% de los mismos lleva más de una década colaborando con la misma entidad», dicen desde la Asociación Española de Fundraising.

Las causas que más apoyo despiertan entre los donantes son las enfermedades, seguida de la infancia o las víctimas de catástrofes. Por otro lado, también destaca de este informe que el 42% de las bajas de una colaboración con una organización no lucrativa se debe a impagos en las cuotas, factor que se ha visto condicionado desde la crisis económica del 2008, ya que los ciudadanos ajustan más su presupuesto.