Como cada verano, el Consorcio Provincial de Bomberos se ha puesto en guardia para afrontar el periodo más complicado en cuanto a riesgo de incendios se refiere. El dispositivo previsto contempla la presencia de hasta 750 efectivos, que están preparados para un periodo estival que este año se presenta con la etiqueta de «imprevisible».

Junto a los bomberos de la Diputación --apoyados por las 18 unidades forestales de la Generalitat asignadas al Consorcio--, la dotación de material contempla 120 vehículos, cinco medios aéreos (tres aviones Air Tractor y dos helicópteros dotados de unidad helitransportada de bomberos forestales), una unidad de maquinaria y logística y otra de protección civil de carácter preventivo y apoyo logístico.

En cuanto a las bases desde las que operarán las brigadas, están los cuatro parques de bomberos profesionales, ubicados en Nules, Segorbe, Benicarló y Orpesa; y los cinco de bomberos voluntarios, situados en Morella, Onda, Benassal, Llucena y Atzeneta.

A ellos se añaden los más de 1.000 profesionales que componen en toda la Comunitat el dispositivo del Plan Especial de Incendios coordinado por la Agència Valenciana de Seguretat i Resposta a les Emergències para tratar de hacer frente al fuego.

Previsiones // También como cada verano, el nivel de precipitaciones y las temperaturas registradas en los meses previos marcan de manera determinante cuánto de elevado es el riesgo de incendios. A este respecto, el jefe de la Sección Forestal del Consorcio, Fernando Kindelán, cree que en Castellón la situación puede cambiar «de la noche al día».

Kindelán explica que, en un primer momento, las abundantes lluvias caídas a finales de mayo y a principios de junio «han hecho que se retarde un poco el nivel de riesgo máximo de incendios, ya que aportaron agua a la tierra y a la masa forestal». También ha ayudado que hayan soplado flujos de aire de Levante «cargados de humedad».

Una buena noticia que, sin embargo, viene matizada por una consideración posterior. «Esto no va a servir para paliar una situación de fondo que es preocupante. Castellón tiene una sequía muy importante y eso siempre es un elemento de alerta para nosotros», señala Kindelán. Por lo tanto, con la llegada de las altas temperaturas «se va a secar la humedad de las últimas precipitaciones» y se instaurará el riesgo máximo de incendios.

Incendio importante // Por otro lado, y como nota positiva, destacan que en este comienzo de verano no se ha producido ningún fuego de importancia, a diferencia de lo que ocurrió el año pasado. Y es que el 28 de junio del 2017 se originó un gran incendio, no intencionado, en el que fueron arrasadas 1.300 hectáreas en la Sierra Calderona, y que afectó a varias localidades de Valencia y Castellón, entre ellas Soneja, Segorbe y Altura. Las llamas redujeron a cenizas masías situadas en estos municipios.