Encontrar un azulejo fabricado en Castellón en cualquier vivienda de Francia, Alemania o Gran Bretaña es algo normal. De hecho, lo es desde hace ya varias décadas. Como también es normal que los restaurantes de Madrid tengan en su carta pescado del Grao, Vinaròs o Burriana. O que en cualquier hogar de Barcelona consuman alcachofas de Benicarló y agua de Benassal. O que en Alicante compren almendras de la Plana para elaborar el turrón de Navidad. Porque de cada 100 productos que llevan el sello made in Castellón, solo 20 se venden en la propia provincia. Ninguno más. De los 80 restantes, 38 van a alguna de las otras provincias españolas y casi 42 al resto del mundo. Son las consecuencias de la globalización económica y lo llamativo es que la diferencia entre lo que se queda en Castellón y lo que sale resulta cada vez más abultada.

Pero, ¿qué valor alcanzan los bienes que se fabrican en la provincia? ¿Venden las empresas de Castellón más productos de los que compran? El último Informe sobre comercio internacional e interregional en España elaborado por el Proyecto C-intereg que promueve el Centro de Predicción Económica (Ceprede), pone de manifiesto que Castellón registra una producción efectiva de bienes por un valor medio de 12.798,6 millones de euros al año. De esa cantidad, 2.557,9 millones se consumen dentro del territorio provincial, mientras que 4.915,4 millones son comerciados en el resto del país (el resto de la Comunitat Valenciana, Madrid y Cataluña son, con muchísima diferencia, los principales destinos) y otros 5.325,3 millones de euros se venden más allá de las fronteras españolas.

Las diferencias entre lo que Castellón vende en el resto del país y en el exterior se han acortado con los años. Y la culpa la tiene la crisis económica. Desde el 2010 los envíos a otras provincias del país han ido menguando al tiempo que han crecido las ventas al extranjero. Un dato. En 2016 las exportaciones sumaron su séptimo año consecutivo al alza y más de 3.000 compañías de la provincia ya tienen intereses comerciales en medio mundo. Por destinos, Francia se lleva la palma y es el destinatario de algo más del 10% de las ventas exteriores. Al país vecino le siguen Alemania, Italia, Reino Unido, Estados Unidos, Países Bajos y Argelia.

SE VENDE... SE COMPRA // Las empresas de Castellón venden la mayor parte de su producción fuera de las fronteras provinciales, pero también compran gran cantidad de bienes y productos de fuera. Un par de datos basta para entenderlo. Cada año Castellón importa del resto del país (otra vez Madrid, Cataluña y las otras dos provincias de la Comunitat se colocan a la cabeza) bienes por valor de 3.395 millones de euros, mientras que en el caso de las importaciones del exterior la cifra asciende a 4.296,7 millones. De esta manera, la balanza comercial de Castellón registra un superávit de 1.520,5 millones en el saldo interior y 1.028,6 millones de euros en el exterior.

Castellón tiene un saldo comercial positivo con el resto de España, pero la Comunitat Valenciana no puede presumir de lo mismo. De hecho, presenta un balance de -4.673 millones de euros, lo que la sitúa como la cuarta peor en este indicador, por detrás de Madrid (-13.585), Aragón (-6.423) y Canarias (-6.276). De hecho, y siempre según la estadística del Ceprede, las empresas valencianas venden a otras autonomías por importe de 19.693 millones de euros y compran por valor de 24.366 millones. Cataluña, Andalucía y Galicia son, en cambio, las que salen mejor paradas.