Desde la ronda Oeste de Castellón, en el tramo que va entre la Universitat Jaume I y Tetuán 14, cerca de Mestrets se alza un macrovertedero. En él yacen abandonados montones de neumáticos fuera de uso y montañas de restos vegetales, entre ellos, de palmeras devoradas por el picudo rojo. Una situación que supone un riesgo medioambiental.

Por un lado está el peligro de incendio, con el consiguiente riesgo de expulsión a la atmósfera de gases contaminantes, en caso de ignición de los neumáticos abandonados en el descampado.

Mediterráneo ya denunciaba a través de estas páginas de la picaresca en la compraventa de ruedas usadas, al no utilizarse los cauces legales establecidos para la gestión de neumáticos usados.

Así, talleres ilegales o la compraventa en puntos como internet, propicia que dichas ruedas se abandonen en cualquier parte, como el caso de estos solares en el término municipal de Castellón.

PICUDO // A este riesgo se une otro, porque al abandonar en descampados palmeras infectadas por picudo rojo se corre el riesgo de que el escarabajo contagie ejemplares sanos. Joaquín Bernabeu, representante de Anecpla (asociación de empresas de control de plagas) en la Comunitat, explica que “cuando una palmera es atacada por picudo y la afectación es muy importante, hay que cortarla toda y triturarla o quemarla”.

“Normalmente lo que se hace es cortarla e, in situ, con una trituradora, triturarla. Hay sitios donde es imposible hacerlo así. Si tiene que ser trasladada, ha de ser bien precintada, para evitar que hubiera desplazamiento del picudo o las larvas desde el sitio donde está. El camión deberá estar bien acondicionado para evitar no trasladar al picudo y que donde fuera saliera e infectara otras palmeras”, señaló.

A su juicio, lo que no se debería hacer es lanzarlas al vertedero de forma indiscriminada.

“Debido a que ha sido una pandemia que se ha comido el 90% de palmeras, se hizo una legislación y se dieron unas recomendaciones para hacerles tratamientos y gestión de una palmeras infestadas, pero no se habilitó presupuesto ni tampoco inspectores que vigilen”, señala.

PARTICULARES // Los particulares son el principal problema, debido a la crisis y la falta de recursos económicos, dado que retirar una palmera infectada puede costar del orden de 400 a 500 euros. Ello ha provocado que, sobre todo los particulares, las hayan dejado allí morirse. “Muchas han sido reservorio del picudo, y dado que no se ha hecho una correcta gestión, de ahí se ha pasado a otra palmera a un kilómetro de distancia”.

Algunos ayuntamientos sí que están realizando tratamientos e incluso con técnicas muy avanzadas; otros, con menos recursos económicos, han optado por sustituirlas por otras especies no afectadas por el picudo. H